Industria

Alemania ante el reto de acelerar la locomotora europea

Los altos precios de la energía están poniendo en apuros a las empresas, cada vez más compañías abandonan el país y los consumidores se muestran más reacios a comprar

EMDEN (Germany), 18/02/2025.- German Chancellor Olaf Scholz talks to a Volkswagen employee alongside an assembly line for the VW electric car ID.7 during his visit of the Volkswagen factory in Emden, Germany, 18 February 2025. Volkswagen Emden mainly produces electric vehicles such as the ID.4 and ID.7 on an area of 4.300.000 square metres with more than 8000 employees, according to information from the company. (Alemania) EFE/EPA/GREGOR FISCHER
German Chancellor Scholz visits VW plant in EmdenGREGOR FISCHERAgencia EFE

Durante mucho tiempo, Alemania fue considerada el ancla de estabilidad económica en Europa. Eran los tiempos en los que la locomotora europea empujaba al resto del continente pero, durante los últimos cinco años, su economía apenas ha crecido. Los altos precios de la energía están poniendo en apuros a las empresas, cada vez más compañías abandonan el país y los consumidores se muestran más reacios a comprar. Alemania ha perdido su atractivo como destino de negocios. Se podría pensar que las circunstancias externas como la pandemia del coronavirus, la crisis energética o la débil demanda de China pasaron factura al país pero obviamente los problemas vienen de lejos. Muchos expertos apuntan a fallos internos que, ante la impasibilidad de los diferentes gobiernos, se han cronificado en su sistema. "Se ha hecho demasiado poco en términos de digitalización, educación y a la hora de atraer inmigración cualificada", lamenta Peter Tillmann, profesor de macroeconomía en la Universidad de Giessen. “Alemania se ha dormido en los laureles de su modelo de prosperidad durante demasiado tiempo”, asegura por su parte Guido Bünstorf, profesor de económicas en la Universidad de Kassel. Mientras la locomotora sigue frenando muchos en el país añoran cuando Alemania era el campeón mundial de la exportación y se beneficiaba de la energía barata que le llegaba desde Rusia o de la fuerte demanda de China. “Esos tiempos ya han pasado”, dice Bünstorf que añade que “durante demasiado tiempo nos hemos basado en un modelo de prosperidad anticuado, al mismo tiempo que la burocracia y los elevados impuestos a las empresas han paralizado a Alemania como lugar de negocios”.

La cuestión de quién causó esta situación es compleja aunque todos los analistas coinciden en que la dependencia del gas ruso, por ejemplo, fue un error estratégico y de ahí que se ponga en el punto de mira a los anteriores gobiernos pero también a la coalición formada por el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y los liberales del FDP que, bajo el canciller Olaf Scholz, reaccionó de forma incorrecta a la crisis energética. "El gobierno de Scholz fracasó claramente", afirma Volker Wieland, ex miembro del Consejo Alemán de Expertos Económicos que sostiene que cerrar las centrales nucleares en medio de la crisis energética fue un error. "En lugar de maximizar nuestro propio suministro de energía, nos hemos debilitado aún más", agrega. Pero los expertos ven problemas estructurales más profundos. Desde 2018, la disminución de las inversiones, el aumento de las regulaciones y la creciente competencia global han estado ejerciendo presión sobre la industria. En la búsqueda de soluciones, todos los expertos coinciden en que es necesario un cambio de rumbo en la política económica. La reducción de la burocracia, la digitalización y la inmigración selectiva de trabajadores cualificados ocupan los primeros puestos de la lista de prioridades. "Necesitamos reglas simples y menos burocracia", apunta Wieland que cree asimismo que habría que reducir significativamente los impuestos corporativos y sobre la renta. También es necesario repensar la política energética así como impulsar reformas en el mercado laboral. La lista no termina. Sin una mejor educación -coinciden todos los expertos-, Alemania perderá su fuerza innovadora a largo plazo. "Mejores escuelas, universidades y oportunidades de educación superior son la clave para la prosperidad", se reclama desde la prensa alemana.

No obstante, el freno de la deuda divide a los expertos. Volker Wieland aboga claramente por mantenerlo: "No debemos cargar a las generaciones futuras con una deuda excesiva", aunque otros analistas están abiertos a reformas que permitan inversiones específicas sin dejar que la deuda pública se salga de control. El futuro de la que todavía hoy es la primera potencia europea se atisba con incertidumbres aunque, a pesar de todos los desafíos, los expertos ven oportunidades para encontrar una salida a esta crisis, siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas. "Nuestros puntos fuertes siempre han sido una política fiable, una buena infraestructura y una fuerza laboral productiva", asegura Tillmann. Con las reformas adecuadas, Alemania podría volver al buen camino.

Los políticos han tomado buena nota de estos consejos y de ahí que el reto económico sea uno de los puntos fuertes en los programas de todos los partidos. El SPD quiere precios más bajos de la electricidad o incluso promete que las empresas reciban reembolsos de impuestos por las inversiones, de modo que si una empresa invierte, por ejemplo, en maquinaria pueda percibir un porcentaje del precio de compra mediante una devolución del gravamen. La Unión conservadora también quiere reducir significativamente los precios de la energía y para ello no descarta el retorno a la energía nuclear o incluso imponer aranceles más bajos para apoyar la riqueza. Los ultras de Alternativa para Alemania también han sellado en su programa reducir los impuestos y los aranceles. Esta formación también aboga por el retorno a la energía nuclear o la reanudación del suministro de gas ruso. En su línea, acusan a la Unión Europea (UE) de seguir una política de economía planificada y, según sus deseos, Alemania debería abandonar la UE en su forma actual y retirarse de la zona euro.