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El fiscal especial no pide cárcel para el ex general Michael Flynn

El fiscal especial no pide cárcel para el ex general Michael Flynn
El fiscal especial no pide cárcel para el ex general Michael Flynnlarazon

Mueller premia la colaboración del ex consejero de Seguridad Nacional en la investigación de la trama rusa

Cuando el fiscal especial Robert Mueller recomienda que no se sentencia a cárcel al exgeneral, y exconsejero de seguridad, Michael Flynn, tembló la Casa Blanca. Mueller investiga la posible colusión de la campaña presidencial de Donald Trump con el espionaje ruso. Mueller ha interrogado en nada menos que 19 ocasiones a Flynn. En poco más de un año. Desde que admitió syu culpabilidad y comenzó a colaborar con la fiscalía a cambio de una rebaja en su condena. Exactamente lo mismo que hicieron en su día los destacados mafiosos a los que Mueller deshuesó en su pelea en los años ochenta contra el último don, John Gotti. En el caso de Flynn no hablamos de cualquier testigo. Su palabra puede acabar siendo mucho más sustancial, y las pruebas que haya aportado infinitamente más serias contra la línea de defensa del gobierno, que lo que digan o hagan el exabogado personal de Trump, Michael Cohen, o el exdirector de campaña, Paul Manafort. Estamos ante un militar polémico pero también destacadísimo. Un confidente presidencial de primera magnitud. Uno de los primeros pesos pesados en apoyar públicamente a Trump. Rompió el cordón sanitario que John McCain y otros destacados republicanos pretendían imponer sobre el entonces candidato. Rebasó los límites del dique políticamente correcto. Hizo por la candidatura del hoy presidente casi tanto como los continuos exabruptos de Hillary Clinton contra los “deplorable”s por espolear a los indecisos en contra suyo y en favor de Trump. Tal y como explicaba ayer mismo la CNN, el fiscal especial ha solicitado formalmente el aplazamiento de la sentencia hasta en cuatro ocasiones. Por la sencilla razón de que estimaba que Flynn estaba en disposición de reforzar las vías de investigación y de lograrlo mediante datos. La propia CNN explicaba que el militar jubilado, que arriesgaba una condena severa por haber mentido al FBI en “al menos tres investigaciones”. Pero “no existe evidencia”, ni a favor ni en contra, de que Flynn haya podido incriminar al presidente. O de que el propio Mueller haya encontrado indicios de que el presidente está implicado en la presunta trama rusa. Con los documentos presentados por la fiscalía, y a falta de sus conclusiones, no es posible saberlo. Y eso que Flynn no gozaba de todo el cariño presidencial: muchos en la Casa Blanca sospechaban que podía estar detrás de las filtraciones a la prensa. En un momento en que el gobierno no acertaba a taponar la sangría de confidencias, indiscreciones y rumores que llegaban día tras día a unas redacciones manifiestamente hostiles. Cabe recordar que Flynn

Se reunió con el entonces embajador ruso en EEUU, Sergey Kislyak, para discutir las sanciones impuestas a su país, y que lo hizo antes de jurar su cargo. Durante el periodo de transición. Por si fuera poco también mintió al vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, cuando fue cuestionado por sus conversaciones con Kislyak. Para protegerse trató de colaborar con el Comité de Inteligencia del Senado a cambio de inmunidad, y este le respondió ordenándole que entregara una serie de documentos sensibles. Incluyendo una citación de Richard Burr, republicano y presidente del Comité, para que procediera. Sin contar la sospecha, investigada por el Pentágono, respecto a si había dado publicidad a los pagos que recibió desde 2014 de Rusia y Turquía.