Donald Trump
El ex jefe del FBI afirma que Trump le presionó para dejar el «Rusiagate»
El Senado difunde la declaración escrita que James Comey defenderá en la sesión de hoy.
El Senado difunde la declaración escrita que James Comey defenderá en la sesión de hoy.
Donald Trump anunció ayer a Christopher Wray, experto en crímenes de guante blanco y ex fiscal general adjunto bajo el mandato de George W. Bush, como nuevo director del FBI. El nombramiento se produce casi un mes después de que el presidente despidiera de malas maneras a James Comey de ese puesto. Precisamente hoy está previsto que Comey, que fue jefe de la célebre agencia policial durante cuatro años (fue nombrado por Barck Obama), comparezca en la Comisión de Inteligencia del Senado sobre las presiones que supuestamente recibió de Trump para dar carpetazo a la investigación sobre miembros de su Gabinete con funcionarios rusos dentro de una supuesta conspiración para desprestigiar a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Ayer se supo que poco después de ser presionado por Trump, Comey advirtió al fiscal general, Jeff Sessions, de que no quería «volver a estar a solas» con el presidente y le reclamó que protegiera al FBI de cualquier tipo de influencia procedente de la Casa Blanca. En una extraña jugada, el Comité del Senado difundió ayer la declaración escrita que Comey leerá hoy, en la que éste ratifica su afirmación previa de que Trump le pidió lealtad y que dejara pasar por alto la investigación sobre su consejero nacional de seguridad, el general Michael Flynn, que finalmente tuvo que dimitir por sus reuniones con el embajador ruso antes de la toma de posesión del presidente. Comey detallará los memorandos privados que escribió sobre sus encuentros con Trump, cara a cara y sin testigos. «El presidente empezó preguntándome si quería seguir siendo el director del FBI, cosa que me pareció extraña porque ya me había dicho dos veces en conversaciones anteriores que esperaba que me quedara, y le había asegurado que tenía la intención de hacerlo. Dijo que a mucha gente le gustaba mi trabajo y, dada la presión que había tenido durante el año anterior, él entendería si yo quería irme», escribe Comey.
El diario «The Washington Post» contó ayer que el excéntrico millonario está «furioso» y «desafiante» y que se prepara para devolver el golpe al testimonio que dará Comey. Trump busca «pelea». Así al menos lo insinúan colaboradores cercanos al presidente, que aseguran que está «irritado» contra las peticiones de algunos abogados para que sea prudente y se contenga en Twitter. La trama rusa pone en una posición muy delicada a Trump y a algunos miembros de su equipo. Uno de ellos es el fiscal general, quien, según «The New York Times», habría presentado su dimisión en las últimas semanas tras reclamar al magnate más libertad para hacer su trabajo. Sessions tuvo que inhibirse en la investigación del Departamento de Justicia después de que se desvelaran sus contactos con el embajador ruso durante la campaña que acabó con la victoria de Trump.
En medio de las aguas revueltas de Washington, el nombramiento de Wray como director del FBI, que tendrá que ser ratificado por el Senado, despeja las sospechas de quienes pensaban que el inquilino de la Casa Blanca iba a nombrar a un alto cargo con un perfil de gran peso político. Aunque a Wray se le considera cercano a los republicanos –ha donado en la última década 35.000 dólares al partido–, expertos consultados por la prensa norteamericana destacan la profesionalidad y la independencia de Wray, «un hombre de credenciales impecables», según proclamó ayer el jefe de la Casa Blanca. El ex fiscal Neil MacBride le definió como un profesional íntegro, en la línea de su antecesor en el FBI. «Si alguien cree que Trump ha elegido a un lacayo, Wray no va a serlo», explicó un viejo compañero en el Departamento de Justicia.
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