Asia
Los documentos filtrados del Pentágono descubren la vulnerabilidad de Taiwán ante un bombardeo de China
Estados Unidos teme que un eventual ataque chino pueda tumbar las defensas de Taipéi
El alto mando militar de Estados Unidos teme que las defensas aéreas de Taiwán se muestren incapaces de “detectar con precisión el lanzamiento de misiles y responder a los ataques”, según los documentos secretos del Pentágono, filtrados presuntamente por el joven militar de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts Jack Teixeira, a los que ha tenido acceso el Washington Post.
La información coloca a Taiwán en una posición de extrema vulnerabilidad ante un eventual ataque por parte de China. Poco más de la mitad de su fuerza aérea sería utilizable en combate y, además, trasladar los aviones hasta los refugios de la isla podría demorarse al menos una semana, una amplia ventaja con la que contaría Pekín en sus planes de invasión, de acuerdo con el contenido de los archivos.
No ayudan, en este sentido, las nuevas tácticas puestas en marcha por el Ejército Popular de Liberación (EPL). China ha comenzado a utilizar en el estrecho de Taiwán barcos civiles con fines militares, un método que dificulta el trabajo de los servicios de inteligencia norteamericanos para predecir un ataque sobre Taiwán antes de que se produzca.
Los documentos cuestionan, además, la eficacia de los ejercicios militares que Taiwán ha puesto en marcha en los últimos meses para prepararse para un ataque real por estar excesivamente “guionizados”, revela el Washington Post. No estarían sirviendo para preparar a la población para “un acontecimiento del mundo real”, recogen a su vez los documentos clasificados del Pentágono.
En definitiva, el Departamento de Defensa considera improbable que Taipéi pueda frustrar la superioridad aérea militar china en caso de que estalle el conflicto. El Ejército Popular de Liberación es unas 14 veces mayor que las Fuerzas Armadas de Taiwán, y a esta asimetría se suma la rápida modernización de las fuerzas chinas.
Las tensiones en torno a la isla autónoma, que Pekín reclama como una de sus provincias y describe como “rebelde”, han escalado de forma significativa en los últimos meses, a medida que Washington, sin abandonar del todo su calculada ambigüedad estratégica, ha reforzado sus vínculos políticos y militares con las autoridades de Taipéi.
El jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, aseguró en noviembre que el Pentágono está trabajando para garantizar que Taiwán pudiera defenderse. El general norteamericano insistió que su Ejército estaría preparado en caso de que China atacara, pero los analistas no creen que Estados Unidos haya garantizado la defensa de la isla.
La sonada visita a Taipéi en agosto del año pasado de la líder demócrata Nancy Pelosi, entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y tercera en la línea de sucesión, enfureció a Pekín, que decidió poner en marcha los mayores ejercicios militares de su historia en las inmediaciones de la isla de Formosa.
Meses después, el Ejército Popular de Liberación ha organizado nuevas maniobras a gran escala tras una reunión en California entre la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, y el sucesor de Pelosi, el republicano Kevin McCarthy.
Washington ha presionado a Taipéi para que refuerce sus defensas. El Gobierno de Tsai Ing-wen ha adquirido misiles antibuque Harpoon, misiles antiaéreos Stinger y sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad HIMARS, de fabricación estadounidense.
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