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La estrategia de Adrián Madrid y Óscar Cornejo para intentar librarse de la "Operación Deluxe"
Los jefes de La fábrica de la tele aseguran que no participaban de forma directa en el funcionamiento de “Sálvame”
Nuevo giro en la llamada “Operación Deluxe”, una investigación policial sobre la filtración de información confidencial relativa a varios rostros conocidos y su posterior publicación en programas como “Sálvame”. Adrián Madrid y Óscar Cornejo está siendo investigados como jefes de La fábrica de la tele, pero su abogado acaba de solicitar que se les desvincule de los presuntos hechos delictivos que se imputan, empezando por el de cohecho.
En un escrito dirigido al Juzgado de Instrucción 4 de Madrid y al que ha tenido acceso el portal “Bluper”, el letrado lamenta que lo que en principio fue un procedimiento que se instruyó con discreción se ha terminado convirtiendo en “pasto de publicaciones sensacionalistas verdaderamente lesivas para todos lo que de un modo u otro se encuentran concernidos por el desarrollo de las actuaciones”.
Además, en el documento se pone el foco en la escasa participación que Adrián Madrid y Óscar Cornejo tenían en “Sálvame”, a pesar de ser los jefes de la productora bajo la que se desarrolla el formato. “No tenían ninguna intervención o, por mejor decir, una participación muy limitada. (...) Entre otros motivos, aunque suene prosaico, porque tenían otras muchas cosas que hacer y el programa no exigía, ni mucho menos, su constante presencia y directa participación”, expone el abogado.
La intención es hacer ver al juez instructor que Adrián Madrid y Óscar Cornejo son totalmente ajenos a las decisiones que desde la dirección de “Sálvame” se hayan tomado respecto al contenido del programa, haciendo hincapié en que, “después de tanto tiempo”, los trabajadores conocen bien sus funciones y las “ejecutan sin necesidad de una especial supervisión”.
Sobre su relación con Gustavo González, el paparazzo que supuestamente pagó al policía para que le enviara información confidencial, el abogado de Madrid y Cornejo utiliza el derecho al secreto profesional para explicar que sus clientes no tenían porqué preguntar al periodista el origen de sus noticias: “Cualquier pregunta que se formule a un periodista respecto a su fuente de información —más allá de su solvencia— resulta clara e indiscutiblemente improcedente. Por eso no se formulan”:
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