Entrevista histórica

Bárbara Rey, rota al recordar las palizas de su madre y el gesto de su padre

Sus progenitores la marcaron de por vida de una manera muy distinta. Es el momento más emotivo de su entrevista más esperada

Bárbara Rey
Bárbara ReyMediaset

Son muchos los que tomaban nota a cada declaración de Bárbara Rey en su entrevista exclusiva para Telecinco. Con ella cerraba su batalla judicial contra a cadena, además de embolsarse 500.000 euros. Dice que quiere contar su verdad, después de que otros se apoderasen del relato de su vida y ella permaneciese en silencio, entre constantes amenazas de demandas que llegaron, pero se quedaron por el camino entre negociaciones para sentarse en el plató magno de la cadena. Ahí ha soltado seis bombas, con nombres y apellidos propios. También ha desvelado cómo eran sus encuentros íntimos con el Rey Juan Carlos, narrando desde su primer beso hasta el regalo que le hizo con la condición de no usar jamás delante de la Reina Sofía, pues lo reconocería. Pero el momento más emotivo de su entrevista, en el que no ha parado de llorar como si de una niña desconsolada se tratase, es cuando ha hablado de sus padres. Su infancia ha sido especialmente dura y dice que por eso le duele tanto que su hijo, Ángel Cristo, la señale como mala madre, cuando ella ha tenido uno de los peores ejemplos en esa cuestión.

La madre de Bárbara Rey estaba enferma, lo que le empujaba a agredir constantemente a su hermana. Venía de una familia humilde de Totana, una localidad de Murcia de la que huyó en cuanto tuvo ocasión nada más cumplir la mayoría de edad. Huía de la violencia de su madre: “La figura de mi madre me marca mucho, porque me educa de una forma en donde yo tengo que ser muy servil con el hombre”. Pero lo peor no era su conducta machista, sino más el comportamiento agresivo que desplegaba como consecuencia de sus problemas mentales, como las distintas depresiones por las que tuvo que atravesar y que determinaron su ingreso en un centro de Barcelona. Bárbara tenía tan solo cinco años. Tuvo que madurar a la fuerza y siendo muy pequeña se encargó de la crianza de su hermana. De ahí el episodio que tiene grabado a fuego en su memoria y que no puede recordar sin romper en lágrimas, al reproducir cómo su madre le dio una paliza tremenda a su hermana pequeña.

“Sin venir a cuento, con una tontería que hizo mi hermana, mi madre le dio una paliza muy fuerte, con patadas y todo”. Así, Bárbara Rey decide interponerse entre su madre y su hermana, que se había escondido bajo una mesa del comedor. Fue aterrador para ella y le marcó muchísimo. De ahí que al pensar que su hijo Ángel Cristo le acusa de no haber estado a la altura como madre, le duela especialmente, al haber tratado de evitarle estas escenas, aunque con un padre como el que tuvo fue una tarea imposible: “No tiene nada que ver la infancia de mi hijo a la que hemos tenido mi hermana y yo con mi madre”. Por suerte, la otra cara de la moneda de su infancia la protagoniza su padre, del que sí guarda muy buenos recuerdos, aunque también le hacen brotar las lágrimas. Él la apoyaba en sus sueños de ser artista, aunque no quería que abandonase la casa hasta cumplir los 18 años. Así, nada más acercarse la fecha, él mismo la trajo a Madrid “con 8.000 pesetas y se fue llorando”. A su padre le debe mucho, especialmente una conversación pendiente: “Mi padre, junto con mi hijo, han sido los dos hombres de mi vida. Es que ya no está y hay tantas cosas que me hubiera gustado decirle y que no le dije”, logra articular entre sollozos.