¿Mereció Angela Merkel el apodo de "canciller de hierro"? La excanciller estuvo al frente del gobierno alemán desde 2005 hasta 2021. 16 años en el poder con los que se aseguró un lugar destacado en la historia y en la política mundial. Pragmática, segura, inquebrantable y sin más miedo que el que le provocaban los perros. Demostró su templanza cuando en su primera visita a Vladimir Putin este permitió que su mascota, un perro labrador negro, estuviese presente y ella se mantuvo imperturbable. Al fin y al cabo, era lo que Merkel venía haciendo: no mostrar jamás sus emociones, ni siquiera en los momentos más delicados de su mandato. Anteponía sus criterios de estado por encima de cualquier otra opinión. Si pensaba esto o lo otro de Putin o de Trump lo sabía callar para avanzar a favor de sus propios intereses.

Son detalles que le hicieron merecedora de su fama de mujer excesivamente calculadora, pero dotada de una infinita paciencia. Hoy todos esos detalles salen a relucir en las memorias que ha escrito de su puño y letra, bajo el título "Libertad. Recuerdos 1954-2021", con las que trata de justificar algunas de las decisiones que tuvo que tomar. Una de las anécdotas que recoge fue, según algunos de los extractos que se han ido conociendo, la reunión con Donald Trump en 2017, poco después de su investidura. Antes de sentarse frente a frente ante una chimenea apagada, Merkel quiso responder a los fotógrafos presentes, que pedían un apretón de manos para abrir sus periódicos al día siguiente. Él se negó y ella insistió. "¿Cómo pude olvidar que Trump sabía exactamente qué efecto quería conseguir?", escribe en estas memorias. En ese momento, la canciller se dio cuenta de un detalle irreparable: "Hablábamos en dos niveles diferentes. Trump en el plano emocional, yo en el plano fáctico".

A Putin le describe como un hombre "siempre alerta para no ser tratado mal y siempre dispuesto a repartir castigos, incluido su juego de poder sirviéndose de su perro labrador o su costumbre de hacer esperar a los demás". "Todo esto -escribe- puede parecer infantil, reprensible, pero eso ha hecho que Rusia no desaparezca del mapa". Su fobia a los perros se la provocó una mordedura en 1995, en la región de Uckerman.

Con 700 páginas, "Libertad. Recuerdos 1954-2021" es uno de los proyectos editoriales más ambiciosos de los últimos años. En 2023, se negoció a ciegas durante la Feria del Libro de Fráncfort la traducción a más de 30 idiomas. La editorial Kiepenheuer & Witsch, con sede en Colonia, ha pagado a Merkel 12 millones de euros como anticipo, aunque la suma total podría llegar a los 99 millones por la dimensión política de esta mujer y su valor para entender el funcionamiento de la política.