Imputada
Carla Bruni, ante la Justicia en plena tormenta por Begoña Gómez
La esposa de Sarkozy ha sido interrogada como imputada en el caso Takieddine ¿Ha llegado el momento de legislar el rol de las parejas de los presidentes?
El amor ha sido el hilo conductor de la vida de Carla Bruni. Etérea, sencilla y con ese punto de misterio que dispara su atractivo, no necesitó dejar de ser fiel a sí misma para ejercer un sutil poder blando durante el tiempo que su esposo, Nicolas Sarkozy, presidente de la República Francesa entre 2007 y 2012, dedicó a la política. Toda la vida que conocemos de ella está teñida de romance, también el motor que ahora la lleva al banquillo.
El jueves fue interrogada en la Oficina Anticorrupción de Nanterre, a las afueras de París, como imputada en el caso Takieddine, una de las causas abiertas a su marido, según la cual habría recibido financiación para su campaña electoral del régimen de Gadafi. En junio de 2023 fue llamada a declarar como testigo, pero esta vez lo hace en calidad de encausada. Podría haber influido en el testimonio del empresario Takieddine para que no acusara al expresidente. Los investigadores encuentran sospechoso que borrara los mensajes que podrían ser concluyentes después de ser imputada.
Hay una pregunta recurrente de cómo debería ser una primera dama ejemplar. La imagen que nos trasladan es la de mujer empática con el ciudadano, acompañante ideal en los eventos de gobierno, habitual en las labores caritativas, referentes de feminidad y muy interesantes estilísticamente. Es lo que se ha institucionalizado de forma velada a nivel internacional.
Sin embargo, las mal llamadas primeras damas son parte de la élite y están ganando un capital político que no debería pasar por alto ningún gobierno, influyendo en las decisiones de sus esposos, lanzándose como candidatas o impulsando sus propias iniciativas. En España tenemos candente el asunto de Begoña Gómez, señalada por tráfico de influencias.
¿Es el momento de legislar el rol de las parejas de los presidentes? Miriam González, mujer del exviceprimerministro británico Nick Clegg, sugiere que debería haber una oficina de ética ministerial como en el Reino Unido. «Si hubiera hecho lo de Begoña, me habrían quemado en Trafalgar Square», declaró a Antena 3.
Artista, modelo y musa de firmas como Bulgari, Bruni brilla, sus 56 años, en los desfiles de alta costura y en esas veladas intimistas en las que ofrece conciertos en francés e italiano. Se define como una mujer rebelde, pero con gran capacidad de adaptación. Enseguida entendió su relevancia pública y la tomó casi como si fuese un avatar. Pero no se acostumbró a cruzar el rubicón de la notoriedad y necesitó años de terapia para no morir de éxito. Los instructores aún no han tomado una decisión, pero su futuro podría volverse tan oscuro como ese intermediario huido en el Líbano.
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