Aclarado por fin el secreto del color anaranjado de Donald Trump: las burlas le traen sin cuidado

Sea cual sea la noticia política de Donald Trump, hay un detalle que siempre le acompaña: la tonalidad naranja de su rostro. En redes sociales se vuelve carne de meme y en los corrillos políticos un asunto que da pie a muchas especulaciones. Sin duda, su llamativo color, nada natural, y el contraste con el resto del cuerpo no pueden pasar desapercibidos.

Esta semana ha sido Audrey Lefevre, la maquilladora durante muchos años de varios dirigentes estadounidenses, ha aclarado algunas de las incógnitas en la cadena de televisión francesa M6, donde acudió como invitada al programa La Grande Semaine. En primer lugar, esta profesional se exime de cualquier responsabilidad en su peculiar tez. "Ni fui yo ni ningún otro maquillador", avanzó en la entrevista. La explicación es tan simple como un spray autobronceador que se aplica con asiduidad sobre su piel, que, por cierto, es increíblemente clara. "Casi albina", advierte Lefreve.

Una piel poco agraciada

La maquilladora ha desvelado también otras peculiaridades dérmicas de Trump con las que tienen que batallar quienes se ocupan de cuidársela. "Tiene mucho enrojecimiento en la cara y la piel grasa". Explicó también que es particularmente gruesa y con los poros dilatados. "Como maquilladores, estamos obligados a respetar el código de color que tenemos delante…", añadió.

A su naturaleza, el presidente estadounidense suma su edad, 78 años. Su tez tan clara y enrojecida a causa de la rotura de los vasos sanguíneos se acentuarían los signos de la edad, de manera que la ausencia de maquillaje le haría un flaco favor frente a las cámaras a las que debe exponerse continuamente.

Él lo sabe y trata de enmascarar su palidez con el uso masivo de autobronceador, que pulveriza sobre su rostro, sin ser consciente de las manchas blancas que deja alrededor de los ojos, a los lados y en la parte superior de la frente, difíciles de disimular... ¿Y qué hay de las burlas que le genera ese exceso? "Le trae sin cuidado", asegura Lefevre en M6. "Toda su familia es así, no les importa en absoluto lo que piensen los demás".

Igual puede decir de su cabello. Lo defiende a capa y espada. "Puede que mi pelo no sea muy bonito, pero es mío", respondió a quienes sospechaban que llevaba peluca. En cuanto al color, la maquilladora sospecha que Trump no siempre respeta el tiempo de aplicación de su coloración.

Nacida en Saint-Lô, en Normandía, Audrey Lefevre creó su propio negocio de maquillaje en Washington después de trabajar como modelo. Ha trabajado con las familias Clinton, Bush y, finalmente, Trump.