Las confesiones
Jorge Cadaval: «Mi marido es un gran actor muy desaprovechado»
Tras MasterChef Celebrity, en noviembre, Los Morancos estrenan en Barcelona «Bis a Bis», un show donde ironizan sobre los límites del humor.
Hablar con Jorge Cadaval (Sevilla, 1960) es hacerlo en la segunda persona del plural. Al mayor del duo humorístico Los Morancos se le escapa el nombre de su hermano casi en cada respuesta. Además de darle a César lo que es de César, en esta entrevista, que coincide con su participación en la octava edición de «MasterChef Celebrity»(TVE), nos descubre su pasión por su familia, por su marido, Ken Appledorn, y nos da su receta para hacer parodias. Vayan haciendo boca porque el próximo noviembre estrenan en Barcelona «Bis a Bis», un nuevo show donde ironizan con los límites del humor.
«MasterChef Celebrity» es una experiencia gastronómica que lleva al límite. ¿Le ha dejado buen sabor de boca?
Maravilloso. Lo único que puedo decir es que repetiría.
Sin cebolla de por medio, se ha hartado a llorar en las despedidas. ¿Qué concursante merece más la pena y cuál le ha traído por la calle de la amargura ?
Por la calle de la amargura, ninguno. Las despedidas eran muy emocionantes, te coge venido abajo por los nervios, las horas que pasas... A Palito le he cogido un cariño muy grande, a Sandra, a Toñi, a Blanca, a Miguel, a Eduardo, a Jorge Sanz...Los quince son la pera.
Jesulín de Ubrique está siendo uno de los grandes protagonistas del concurso por su competitividad. ¿Quiere echarle un capote?
Es un tío que desconocía y me lo he pasado estupendamente con él. Me he reído, nos ha contado anécdotas estupendas y lo que me llevo es que es un tío maravilloso. Se ha esforzado y tenía muchas ganas de que las cosas le salieran bien.
«No sé caminar en la vida sin mi hermano», confesó tras la expulsión de César Cadaval del concurso. En los 44 años que llevan con Los Morancos, ¿nunca se les han pasado por la cabeza hacer Cruz y Raya y separarse?
Yo me quiero morir cerca de mi hermano, para mí es una base importantísima, como el resto de mi familia. Con César son cuarenta y cuatro años de hoteles, de viajes. Con él, hasta que la muerte nos separe.
Alejandro Sanz confesó que en sus inicios en la música trabajó llevando él mismo la ropa de sus espectáculos a la tintorería. ¿Algún «trapo sucio» junto a una estrella de los que pueda airear?
Alejandro es un fenómeno. Voy a sus conciertos y me enorgullece que trabajara con nosotros. Soy admirador, amigo y me parece un referente para este país.
Su padre les inculcó que «las penas no hay que trabajarlas». ¿Qué otros ingredientes estropean el mejor de los chistes?
Mi padre nos enseñó eso y también que las cosas tienen la importancia que les des. A mi no me gusta hacer chistes de las miserias de las personas.
Para muchos humoristas, la política es una línea roja. ¿Por qué en sus shows triunfa con mayoría absoluta?
Estamos haciendo un nuevo espectáculo, que se llama «Bis a Bis» y estrenamos en noviembre en Barcelona, que es una crítica a que no se puede hacer humor de nada. Nosotros tocamos todo. Nuestro partido es que la olla exprés siga dando vueltas. La comedia está para criticar lo que se está haciendo, de un lado y de otro.
Ironizan con el precio de la luz, de la gasolina, el lenguaje inclusivo y dicen que no hay noticias buenas. ¿Lo creen o es puro teatro?
César y yo somos del barrio de Triana y tenemos una compañía con 21 personas. Sabemos lo que es dar de alta y pagar, somos autónomos. Como ciudadano podría quejarme de muchas cosas. Como humoristas, vamos a la sátira, a la parodia. Estamos para criticar a nuestros gobernantes, que para eso los votamos y pagamos impuestos.
Vuestra parodia «Pluma Gay» es un hit con millones de visualizaciones en Youtube. ¿Hemos tardado en darnos cuenta de que la homofobia no hace gracia?
En este país tenemos la suerte de que se están consiguiendo muchos avances que han costado muchísimo trabajo. Por ejemplo, mi marido y yo hemos podido casarnos. Yo tengo los mismos derechos que cualquiera porque pago los mismos impuestos.
Con 57 años intentó estudiar Biología sin éxito. Acaba de cumplir 63. ¿Va a volver a probar?
Tengo otras prioridades. Todo los días le damos gracias a la vida por cómo nos trata. Dar el trabajo que estamos dando y la familia que tenemos. Ésa la mejor carrera que he podido hacer y César te diría lo mismo.
Tras más de veinte años juntos y dieciséis casados, ¿con qué le sigue sorprendiendo Ken, su marido americano?
El otro día me llevó a Barcelona por sorpresa y me invitó al restaurante de Can Roca (Gerona). A veces, me levanta y me canta una canción. Es un gran actor muy desaprovechado. Espero que salte la liebre y tenga la misma suerte que yo. Estoy enamoradísimo de él.
Lleva tatuadas las iniciales de sus quince sobrinos. ¿Lo de ser padre le parecen palabras mayores?
Ahora con 63, me coge tarde. Tener un hijo es fácil, lo que no es fácil es educarlo.