Entrevista

Carme Chaparro: “Tendría que haber pecado más de joven”

Acaba de cerrar la trilogía de la nueva inspectora Ana Aren con la publicación de «No decepciones a tu padre». En cada página nos tiene en un «¡ay!»

Carme Chaparro/EFE
Carme Chaparro/EFElarazon

Si Patricia Highsmith la hubiera conocido, lo suyo habría sido como la batalla Chanel-Schiaparelli. Porque no solo tiene una mente para el thriller sino también un cuerpo para el pecado. ¿O no? Porque lo de enfrentar a las mujeres es cosa de hombres y quizá habrían sido amigas y habrían compartido formas de matar sin dejar rastro. Con ustedes, Carme Chaparro.

¿Una gran dama de la literatura es como una diva de la canción pero con gafas de cerca?

En mi caso, si cantara, se caerían las paredes del espanto. Cuando iba al colegio, la hermana Margarita nos preparó para el coro de la parroquia, y a mí me dijo que moviera la boca pero que no cantase.

Dicen que la lluvia no fotografía y que la felicidad no vende … ¿Por eso usted prefiera los crímenes?

Es una manera de tratar de entender por qué las personas se convierten en monstruos. Nadie nace siendo Hitler.

¿Da más miedo un silencio interminable o una conversación que no se agota?

Todo depende de las personas que tengas a tu lado. Un silencio en el sofá, recostada junto a mi pareja, o en la cama abrazando a mis hijas, es el mejor silencio del mundo. Una conversación que no se agota con mis amigas es la mejor medicina.

¿Por qué el lado oscuro es tan atractivo?

Porque nos hace buenos. Siempre hay alguien peor que nosotros, más malvado.

¿El corazón es el más sanguinario de los asesinos?

El corazón quiere que nos queramos a nosotros mismos, pero la cabeza es la que nos boicotea.

En tres palabras, descríbame «No decepciones a tu padre».

No podrás dejarlo.

Decía Tom Wolfe que el periodismo era como una estación de servicio para llegar al gran final, ¿la novela lo suscribe?

Si yo puedo escribir novela es porque el periodismo me ha enseñado las técnicas para contar historias.

¿Qué fue antes para usted el huevo o la gallina? ¿la periodista o la escritora?

La lectora. Leer me hizo amar las palabras. Me hizo periodista. Y las dos cosas me han hecho escritora que soy hoy.

¿La realidad siempre supera a la ficción?

Por mi trabajo tengo acceso a información sobre crímenes que, si la publicáramos, parecería ficción. Hay muchas cosas que no contamos por respeto a las víctimas y a sus familias.

¿Para ser una escritora de culto o una periodista de raza hay que tener alma libre o ser una sabelotodo?

Hay que ser muy curiosa. Y una agonías también. Una neuras. Una perfeccionista. Hay que ser eso y mucho más.

¿Su arte es fruto del instinto o es una coleccionista de emociones y disfunciones humanas?

Ay, que soy muy sufridora… Parezco pizpireta y optimista, pero por dentro llevo una de batallas y autoflagelaciones que ya casi no me queda sitio para cicatrices.

¿Siempre quiso ser periodista a lo «Al filo de la noticia» o se veía presentando Eurovisión?

Pues empecé soñando con ser corresponsal de guerra, pero ahora me encantaría desmelenarme.

En casa no le dijeron: niña, ¿no quieres ser abogada?

Nunca. He tenido la suerte de que mis padres, que no pudieron ir a la universidad, siempre me apoyaron en todo lo que quise estudiar.

¿La política sería distinta si se le echaran más ovarios que huev*?

A la política le falta empatía y lágrimas. Y le sobra arrogancia.

¿Tiene usted una mente para el thriller y un cuerpo para el pecado, no?

Tendría que haber pecado más de joven. Ahora ya no tengo edad.

¿Esa novela que le marcó y ese hecho histórico que le hizo recitar: quiero ser periodista?

«Cien años de soledad».

¿Qué es lo que más le chifla y lo que más le amuerma del amor?

Soy de natural disfrutona, pero si hay algo que no se puede comprar, además del tiempo, es el cariño y la amistad de las personas que de verdad te quieren. Y el amor nunca es un muermo.

¿Dónde pone todos los premios que gana? ¿en el baño como Emma Thompson los Oscars?

Tendría que tirar todos los productos de belleza que colonizan mis estanterías.

¿Dónde se quita usted la faja?

Después de nacer mi segunda hija aluciné con el mundo de las fajas modernas, y confieso que alguna vez me he puesto alguna.

Dicen que si uno quiere dedicarse al porno, hay que empezar por el nombre artístico y que el mejor es el que se consigue uniendo el nombre de su mascota con el de su calle, ¿cuál sería el suyo?

Bitter Reig. No está mal, ¿no?