«El cuarto poder»
Robert Gavin, cuñado de la Reina Letizia: «Necesito levantar las alfombras y ver qué esconden»
Con motivo de la publicación de su novela «El cuarto poder», LA RAZÓN entrevista al marido de Telma Ortiz, que muestra su cicatriz más profunda, la que le ha impulsado a escribir
Es inútil asomarse a la novela de Robert Gavin Bonnar, «El cuarto poder» (Ediciones Agoeiro), buscando en sus páginas cualquier indicio de su vida con su actual mujer, Telma Ortiz; algún rasgo de su cuñada, Doña Letizia, en su protagonista femenina, Lula, más allá de su complexión delgada; o alguna mirada irónica hacia la Familia Real española, a pesar de su aparente republicanismo. La insinuación le provoca a este irlandés una sonrisa afable mil veces repetida durante estos días de promoción.
Una vez descartada la posibilidad de hablar de sus parientes, el autor no tiene empacho en desnudarse y mostrarnos con extraordinaria generosidad su cicatriz emocional más profunda, esa que le dejó la lucha armada que impregnó sus primeros años de vida en Belfast, la ciudad en la que nació hace 57 años. «Nací y crecí en medio del horror de un conflicto. Viví muy de cerca la desesperación y el sufrimiento, pero también la esperanza. Este es mi germen como escritor», avanza a LA RAZÓN.
Su presentación no puede ser más transparente. Gavin habla un español correctísimo que aliña con expresiones en inglés y su acento nativo. Es rubio, de aspecto distinguido y tiene los ojos claros muy expresivos. Sus rasgos faciales bien marcados refuerzan ese espíritu resiliente del que nos habla. «A los ocho años fui testigo de una escena muy traumática junto a mi abuela, mi hermana y mis primos. Explosionó una bomba muy cerca de nosotros que dejó sangre, muertos y mucha tragedia. A pesar del dolor, mi abuela nos animó a continuar e hicimos la compra con normalidad. Ese esfuerzo de normalidad máxima siguió siendo una constante para sobrevivir a un conflicto entre católicos y protestantes que se cobró 3.300 vidas humanas».
El drama, presente durante años, le inspiró una forma de vida encaminada a buscar formas de promover la paz y de reflexionar sobre las consecuencias de la guerra, como la huelga de hambre que emprendió con 15 años durante varios días en vísperas de Navidad. En uno de sus viajes a Sudáfrica, Gavin conoció a Nelson Mandela y, al hablar de todo ello, este le preguntó en qué momento había perdido su juventud. «Lo tuve claro. Después de aquellas vivencias de infancia, ya no pude seguir con mis sueños de niño», recuerda. A cambio, el autor confiesa que ha conseguido una vida dichosa a partir de la escritura y la abogacía. «Estudié Derecho porque quería entender las cosas. Al mismo tiempo, descubrí la poesía que había nacido de ese deseo de paz. Me identifiqué con todos esos autores que tenían esa misma necesidad de expresarse. De hecho, mi hijo mayor, Cathal, lleva el nombre de uno de mis poetas favoritos en lengua irlandesa. Yo también necesito levantar las alfombras y ver qué esconden. Es algo que he sentido toda mi vida y lo he puesto en práctica a través de la novela, teatro o ensayo».
[[H2:«No quiero más armas»]]
De esa necesidad de contar nació «El cuarto poder», un thriller geopolítico que engancha inspirado en la situación convulsa actual. «Después de varias décadas de relativa paz, he visto la fuerza imparable de algunas potencias y me asusta porque observo conflictos en todos los niveles: violencia callejera en países con bandas latinas, gobiernos autoritarios, enfrentamientos políticos, hostilidades entre países… También el modelo económico ha cambiado y el dólar está perdiendo su supremacía frente a otras formas de moneda virtual o real. Es un momento de cambio decisivo, pero Europa permanece adormilada. Aunque la novela sea ficción, me baso en una realidad que conozco y sobre la que me he documentado. No quiero más armas, solo diplomacia».
En su escritura, Gavin ha encontrado cinco palabras claves que articulan la novela: ruina, suicidio, dinero, sexo y poder. Su protagonista, Matt Maguire, recibe la noticia por parte del banco de que es responsable de las deudas de su difunto padre. Incluso después de que la familia vende sus activos, la deuda continúa millonaria, por lo que decide trasladarse a Ghana, donde intenta recuperar el control del único activo que queda en su familia: una mina de oro.
Un elemento que está despertando interés, y quizá habrá motivado que su familia política mantenga la ceja arqueada durante su lectura, es el sexo. Hay que advertir que algunos párrafos contienen un alto voltaje erótico, sin que ello deba ruborizar. «El sexo es uno de los motores que hacen girar el mundo desde el origen del hombre y Matt siente una gran atracción por Lula». Ese deseo lo expresa de forma explícita en pasajes como este: «Sus cuerpos se frotaban y chocaban entre sí hasta que Lula tenía dificultades para caminar. Más de una vez, sí, más de una vez, Matt sufrió quemaduras por fricción, ahí abajo, que lo llevaron a buscar atención médica».
El marido de Telma utiliza en su novela esa fusión de sexo y poder que suele darse en las élites, donde uno, hombre o mujer, ejerce de sujeto dominante. La traslada también al mundo de la economía. «Me pareció interesante plasmar ese modelo de dominación y sumisión que se repite en el ejercicio de poder», confirma. En la conversación, este abogado irlandés afincado en el exclusivo barrio de La Moraleja por motivos de amor insiste en que la escritura es su manera de reflexionar y también de canalizar el dolor emocional. El arte como catarsis lo usó también, de modo bien distinto, su exmujer Sharon Corr, cantante y violinista del grupo «The Corrs». A finales de 2021 publicó su tercer disco en solitario, «El tonto y el escorpión», sobre el que volcó toda la rabia contenida por la separación de su marido, tras 18 años de matrimonio y dos hijos en común. La música la permitió hacer una limpieza profunda después de ver roto su corazón «en un millón de pedazos».
Fue la época en la que el abogado conoció a Telma Ortiz. En octubre de 2019 la pareja acudió al teatro Campoamor de Oviedo para asistir a la entrega de los premios Princesa de Asturias, gesto que sirvió para hacer pública su relación. En agosto del 2021, dieron la bienvenida a su primera hija en común, Erin (acepción poética del territorio irlandés).
Mientras prueba las mieles del éxito como novelista,Gavin intenta salvaguardar al máximo su vida privada. No le asusta el cuarto poder real, el de la prensa, y llega más que bregado después defender legalmente a figuras como Britney Spears, Oprah Winfrey, Jennifer Lopez, Marc Anthony o Witney Houston. «Nunca he perdido un caso de difamación o privacidad», indica. Eso no quita que esté dispuesto a recibir la crítica, buena o mala, con buen humor.
Confía en que vendrán más novelas, a pesar de su apretadísima agenda y de su responsabilidad como padre de cuatro hijos. «A veces no sé cómo puedo llegar a tanto, pero sigo una fórmula en la escritura que me funciona. Consiste en no dejar que el cerebro repose las ideas antes de escribirlas, sino permitir que fluyan y expresarlas de forma espontánea. Cuando necesito recargar las pilas, voy al gimnasio», confiesa. El cuñado de la Reina presentará su obra el miércoles, 5 de junio, y un día después firmará ejemplares en la Feria del Libro de Madrid. Aunque la probabilidad de que coincida con la visita habitual de Doña Letizia es mínima, la expectación por conocer al autor está servida.
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