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Entrevista

Nacha la Macha, el amigo "drag" de la infanta Elena

El actor y transformista, un protagonista de «Malinche», detalla para LA RAZÓN su relación con la hermana de Felipe VI

Nacha la Macha y la Infanta Elena. Instagram

Nacha La Macha se pellizca para sentir que lo que está viviendo –titulares, entrevistas y máxima expectación mediática– no es un sueño. Al pellizcarse, da uno de sus respingos la genial Lina Morgan que lleva tatuada en su brazo derecho. Y con el respingo menea su bata de cola y sacude la melena al viento. Puro torbellino de emociones. Todo ocurre sin medida en el transformista más célebre del momento por su amistad con la Infanta Elena. Una amistad que, según nos detalla, es doblemente real. Por auténtica y por regia. ¿Quién da vida a Nacha La Macha?

Se llama José Ignacio Galán y es actor. Tiene 42 y es gaditano de La Línea de la Concepción. «Nacha La Macha es mi alter ego, el personaje al que debo mi profesión. El nombre me lo puso alguien malintencionado por mi forma de caminar, pero le encontré su gracia y ahí se quedó», indica a LA RAZÓN en pleno revuelo después de publicarse una imagen con la Infanta Elena en una terraza madrileña. Nos relata cómo se gestó ese encuentro.

«Día libre y tarde de risas con amigas», escribió en su cuenta de Instagram. «Nos llamamos y concertamos un encuentro. Paseamos por los alrededores de la calle Orense de Madrid y decidimos sentarnos a tomar algo en una terraza. No parecía muy concurrida, pero fue inevitable que la Infanta llamase la atención», cuenta José Ignacio. La amistad va ya para seis meses y, por afinidad, podría durar toda una vida. «En mayo vino al teatro a ver ‘Malinche’, el musical de Nacho Cano, y se sentó en la tercera fila. Al finalizar, quiso felicitarme y la recibí en el camerino. Después de un momento de nerviosismo en el que dudé entre dar la mano o un par de besos, el encuentro fluyó solo», cuenta con pasión.

Nacía así una bonita relación de amigos que se fue fortaleciendo en verano. El 15 de septiembre, cuando «Malinche» estrenó su segunda temporada, Doña Elena repitió. Y no es, según nos confiesa el actor, la única royal que ha disfrutado de su función. «La Infanta Margarita también asistió y quiso conocerme. Igual que la primogénita de Don Juan Carlos, es una mujer muy afable y atenta. Me preguntó si realmente era sacerdote, como el padre Olmedo, uno de los dos personajes que interpreto yo en esta obra», explica. Olmedo se llama también, en su honor, un potro de dos años de la hermana mayor del Rey Felipe VI.

«Me llamó la atención –indica– su carácter divertido, natural y cercano». A pesar del celo que mantiene en su vida privada, asegura que la hermana de Felipe VI se comporta con inusitada naturalidad cuando se encuentra a gusto. «Cuando nos conocimos descubrimos que teníamos mucho en común, como nuestra pasión por el teatro, la música y la cultura. Es una mujer con una educación exquisita y muy tolerante. Ha mostrado interés por conocer mi vida de transformista y tiene una capacidad de escuchar muy difícil de encontrar, sobre todo en entornos de gente con mucho ego». Algunos medios jugaron al despiste mostrando la foto acompañada de titulares como «el amigo especial de la Infanta Elena» o «el hombre que le hace reír de nuevo». José Ignacio está soltero y nos asegura que el único y gran amor es su profesión de cantante, actor y transformista. «No he tenido mucha suerte con las relaciones», detalla.

El arte como cura

De este episodio que se ha hecho mediático sin buscarlo, cree que lo más bonito es mostrar cómo el arte diluye las clases sociales. «Aquí no hay diferencias, ni tintes políticos, como tampoco debería haberlos en el activismo LGTBI+. Yo ya viví acoso y actos de odio por parte de una secta, la de la Iglesia Evangélica Cielo y Tierra. Gracias a mi personaje, Nacha la Macha, pude salir de ella y no quiero ahora vivir otra secta política. La izquierda ha luchado por nuestros derechos, pero me parece sectario que no puedas hacerte una foto con una persona de un partido diferente al tuyo. Te linchan».

Como artista y como activista, insiste en que está por encima de ideologías. «Lucho y defiendo los derechos LGTBI+, pero me fastidia que, si soy de izquierdas, no pueda hacerme una foto con Isabel Díaz Ayuso cuando venga al musical, o con cualquier otro político de derechas admirador de mi arte y que encima está a favor de mi lucha. Estoy en contra de esas polarizaciones, que son reales a día de hoy», zanja.