Familia Real
Froilán, el mejor bastón emocional para Don Juan Carlos
Abuelo y nieto han mantenido siempre una relación muy directa.
Cuando la Infanta Elena y Jaime de Marichalar se separaron en 2007, Froilán tenía nueve años. Dejaron la casa familiar en el barrio de Salamanca y se mudaron al palacio de la Zarzuela, donde estuvieron cobijados esos primeros meses por los Reyes. Don Juan Carlos tuvo siempre debilidad y querencia por el nieto primogénito. Era el más revoltoso y también el más cariñoso. Con los Urdangarin, a los que en la intimidad llamaban «los catalanes», por su residencia en Barcelona, los Monarcas mantenían más distancia física. Eran mucho más cercanos los niños Marichalar, que acudían habitualmente a Zarzuela los fines de semana. Allí Froilán y su hermana Victoria aprendieron a montar a caballo. Él dejó pronto esta disciplina. No era un abandono que tuviese que ver con un capricho de niño mimado, sino por su alergia al pelo de los equinos. Al menos eso es lo que años después explicó el periodista Jaime Peñafiel en uno de sus libros.
El primogénito Marichalar Borbón fue creciendo y su rendimiento académico no era bueno. Primero estuvo interno en un colegio de Sigüenza y, después, por iniciativa de Don Juan Carlos, estudió en Estados Unidos. Era una manera de alejarle del foco mediático cuando en aquellos años empezaba a perseguirle la fama de juerguista y noctámbulo.
El abuelo mantenía con su nieto mayor una relación muy directa y era el único que tenía línea telefónica para conectar en cualquier momento. Así ha sido siempre y más aún desde que el exjefe del Estado se instaló en Abu Dabi. Él fue quien sugirió que abandonase Madrid, donde cada movimiento era registrado y publicado por cualquier ciudadano en sus redes sociales.
A pesar de lo que dice repetidamente, terminó sus estudios de Business Management en la universidad privada The College for International Studies (CIS). Su título académico y el empujón de las amistades de Don Juan Carlos le llevaron a participar en la Cumbre del Clima, celebrada este mes en Dubái, la capital de los Emiratos, haciéndose cargo de labores de logística y acompañamiento en las diferentes delegaciones. Esta nueva etapa le ha hecho madurar y por ahora no tiene previsto volver . Aunque no viven bajo el mismo techo, abuelo y nieto almuerzan o cenan varias veces por semana. Para Don Juan Carlos es un apoyo importante, y viceversa. Según fuentes muy cercanas, el joven reside en un piso discreto que él mismo se costea. Su vida es muy diferente a cuando cumplió la mayoría de edad. Pronto volverán a verse.
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