¡Qué va a ser bajito! Raphael es grande. ¡El más grande! Nadie ha conseguido lo que él: tener un disco de Uranio y llegar al 6.0 cuando, los demás, no tenemos ni 5G. Así se titula su último disco, claro, porque siempre fue un adelantado a su tiempo. Iba más a prisa que los demás, era obvio. Hoy confiesa que ya no es aquel, sino otro. Otro, eso sí, con la misma ilusión y obsesión: estar siempre «ready».
-Una estrella ¿nace o se hace?
-Las estrellas que yo veo están en el cielo, se ven nacer, y al final se van. Se hacen en el camino.
-¿Siempre ha querido ser una estrella?
-Yo no soy de esas cosas.
-Si le llaman divo, ¿usted qué contesta?
-No contesto. Pero si me llaman Raphael, sí.
-Maradona tenía la mano de Dios. Usted ¿tiene su voz?
-No he tenido la suerte de oír la voz de Dios.
-Decía Truman Capote que cuando Dios le da a uno un don, también le da un látigo. ¿Se flagela mucho?
-No me flagelo mucho, pero a veces tengo ganas...
-Raphael 6.0. ¿Siempre fue un adelantado a su tiempo?
-Siempre voy por delante, pero no lo hago aposta. Es que corro demasiado. Antes de terminar una cosa, ya estoy empezando otra. No es que sea un adelantado a mi tiempo. Solo voy más a prisa.
-Es como Benjamín Button, cada año está más joven. Cuénteme su rutina de belleza.
-No soy Brad Pitt y lo que está viendo usted es lo que hay. Y no, no tiene arreglo.
-¿No le da miedo tener un disco de Uranio en su casa? ¿No teme a la radiación?
-Es que no está en mi casa... Está en el Museo de Linares.
-Su afición a las camisas negras… Mmmm… se veía más delgado, ¿a que sí?
-No fue por eso. Cuando empecé a llevar camisas negras yo ya era súper delgadísimo. Pero me perdieron el equipaje en mi debut en México y pedí que me compraran un pantalón negro y una camisa negra mediana –que es muy socorrido para un chico en el escenario– y como fue un éxito inenarrable aquel concierto, se me quedó como amuleto.
-Decía Coco Chanel que nunca se está ni suficientemente delgado ni se es suficientemente rico. ¿Suscribe sus palabras?
-Totalmente de acuerdo. Yo, como Coco Chanel.
-Cuénteme ese vicio inconfesable, lo que hace a escondidas.
-No tengo ningún vicio que no pueda hacer delante del público. Es verdad que el público tampoco conoce muchas cosas de mí, pero tampoco les interesan.
-60 años en la música... ¿No le apetecería dejarse ya de discos y vivir en una hamaca rodeado de piñas coladas?
-Rodeado de piñas coladas, no, pero sí que me gustaría tener más descanso y rodeado de mi familia. Eso sí. Y en una playa paradisíaca donde no me conociera nadie.
-¿Qué le aconsejaría al Raphael «teenager»?
-No le aconsejaría nada porque, sinceramente, hizo las cosas muy bien. Se sacrificó lo que tenía que sacrificarse para estar siempre «ready», o sea, bien preparado.
-¿Le afectan las malas críticas? O que digan lo que digan...
-Me afectan hasta cierto punto. Porque tengo mi opinión de las cosas y si alguien me dice que eso es rojo y no verde como creo yo, mi opinión prevalece. Soy mi mayor autocrítico. Y sé lo que hago bien o mal. No me lo tiene que decir nadie.
-¿Cuál es la mayor estupidez que se ha dicho de usted?
-¿Que soy bajito? Y no. No es verdad.
-¿Qué es lo que más le chifla y lo que más le amuerma del amor?
-Lo que más me gusta es vivir enamorado y lo que más me aburre es no tener una varita mágica para desaparecer en ciertos momentos. Se puede estar enamorado siempre, pero necesitamos nuestros momentos.
-¿Qué sería de usted sin Natalia?
-Un «desgraciao». He tenido la inmensa fortuna de conocerla y de que estemos juntos.
-Se casó en Venecia, ¿se arrepiente de no haberlo hecho en Las Vegas?
-A Las Vegas voy a cantar, pero no a casarme. Me daría la sensación de que no estoy casado, fíjese.
-¿Qué se promete cada año nuevo cambiar y nunca cambia?
-Hace años que no me hago propósitos. ¿Para qué? Siempre digo que tengo que ir más despacio, pero luego, al final, no lo hago.
-¿Raphael sigue siendo aquel o ya es otro?
-Es otro. Y mucho más evolucionado. Pero hay una cosa de él que prevalece: la ilusión.
-¿Por qué pierde la cabeza?
-Voy a perder la cabeza por tu amor, de Manuel Alejandro.
-Ese sueño por cumplir...
-Todos los sueños que tengo, los cumplo. Puedo tardar más tiempo del previsto, pero acabo cumpliéndolos. Soy muy constante.
-Dicen que si uno quiere dedicarse al porno, el mejor nombre artístico es el que se consigue uniendo el nombre de su mascota con el de su calle, ¿cuál sería el suyo?
-Pues esta pregunta, Luis, no se la entiendo.
-¿Me da algún consejo para aguantar trabajando 60 años?
-Cuídese y lo va a aguantar. Ahora, si vas a estar de cachondeo, no aguantas ni 60 ni 25.