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Celia Villalobos

Celia Villalobos: de “Masterchef” a la incorreción política

MasterChef Celebrity. Celia Villalobos. RTVELa Razón

Nada como dejar la política y llegar a «Masterchef» para alcanzar la incorrección política, como demuestra la apisonadora Celia Villalobos. Qué cosas dice, madre: «A Rajoy, el PP le importaba una higa». «Soy antifranquista, pero Franco dejó un país socialdemócrata». «Yo soy ambiciosa, trepa y mandona». Hasta ha publicado sus memorias: «Celia Villalobos, la política apasionada». Si todo esto lo da «Masterchef», no puedo intuir lo marginal que podría ser y lo que largaría la ex ministra si entrara en «Sálvame», «Supervivientes» o «Gran Hermano». Sería la gran animadora del vodevil, amén de prepararnos un pollo al curry que no lo mejora ni la Pantoja. Mientras, lo que se cocina en el PSOE son las rondas paralelas en busca de apoyos para los Presupuestos. Iglesias, en la evolución constante de su look, ha cambiado el moño bajo por el mediano o un poco alto y se encarga de lograr la bendición de ERC y Bildu, o sea, que lo suyo son las rondas de cañitas y bravas y lanzar ladrillos contra Ayuso a la par que le recomienda la serie «Succession».

Por otro lado, también están de rondas María Jesús Montero, Carmen Calvo y Adriana Lastra, sin olvidarnos de Él, que las mantiene a otro nivel, claro, con chupitos de vodka helado y tapas de caviar. Tantos contactos están convirtiendo a la Moncloa (y el Parlamento) en la mayor casa de citas de España. Se citan mucho y con frenesí. Ronda va, ronda viene. Por otro lado, científicos y médicos están hartos, dicen, del uso político de la pandemia. Bueno, hay que comprender que es lo que los chicos tienen más a mano, aunque también nos distraigan un rato con la Ley de Igualdad Sexual, la Ley de la Memoria Democrática, la Ley de Eutanasia, la Ley contra la Violencia de Género, la Ley del Olvido de la Sedición, etc. Tenemos tiempo para todo, dirá Él con un pie aquí, otro en la UE y el centro donde caiga. Exigen los científicos, ingenuos ellos, que los políticos abandonen la confrontación, como si supieran hacer otra cosa, y, de paso, pretenden que dejen de usar el coronavirus como arma arrojadiza. Sí, se podrían pasar al tirachinas. Es lo que le llamaban a Julio Iglesias cuando salía y entraba con Isabel Preysler, entonces conocida como La China.