Moción de censura
Sánchez abre la campaña electoral para el 28-M
Reivindica la gestión del Gobierno y alerta de los riesgos de una alianza entre PP y Vox para espolear a la izquierda
La moción de censura de Vox ha llegado en un momento óptimo para el Gobierno. Tras atravesar una de las etapas más convulsas, a cuenta de la divisiva ley del «solo sí es sí» o tras dejar caer la «ley mordaza», la iniciativa que buscaba desalojar al Ejecutivo ha acabado por reforzar su posición. En Moncloa han asumido la afrenta con «responsabilidad», conscientes de la oportunidad que se les brindaba para reivindicar gestión y alertar de los riesgos de una alianza entre PP y Vox.
Santiago Abascal puso en bandeja el mejor cartel electoral para el PSOE en vísperas del 28 de mayo, con el objetivo de espolear al hastiado votante progresista. El discurso de Pedro Sánchez en tribuna fue más asimilable al de un Debate sobre el estado de la nación que al de un presidente acorralado por la censura de la Cámara. El presidente regaló, además, un escaparate a su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, para que marcara perfil en horario de máxima audiencia informativa, en vísperas del lanzamiento de su plataforma Sumar. Un ejercicio de costura interna para la coalición.
Que la moción de censura no tenía nada que ver con Ramón Tamames quedó de manifiesto en la primera parte del debate. Consumidas dos horas de sesión, el profesor asistía como mero convidado de piedra al rifirrafe entre Sánchez y Abascal que se dedicaban réplicas y contrarréplicas para justificar el sentido de una cita de la que ambos buscaban sacar rédito. Gobierno y Vox utilizaron sus intervenciones para atacar al PP, objetivo común y rival a batir, con un Alberto Núñez Feijóo protagonista en su ausencia.
Pese a que Sánchez se mantuvo en su determinación de dotar de «seriedad y rigor» a la moción de censura, no evitó evidenciar que se trata de una «moción estrambótica» en la que Abascal que se ha «conformado con ser telonero». «Estamos ante una moción impulsada por un profeta, que anuncia el apocalipsis, la emergencia nacional y luego se toma 100 días de reposo para montar este show parlamentario», arrancó. El presidente hiló gran parte de su discurso orientado en contraponer su modelo de gestión con la inutilidad de Vox y la falta de alternativa del Partido Popular.
En este sentido, Sánchez llamó a los presentes a hacer un ejercicio de retrospectiva inversa e imaginar qué hubiera pasado si hubiera triunfado la primera moción de censura que presentó Vox en 2020. «La España que hemos sido estos dos años no hubiera podido ser con ustedes», espetó. El presidente fue, en este punto, desgranando la agenda de «avances» que ha puesto en marcha su Ejecutivo, tales como los datos de empleo, el Ingreso Mínimo Vital, el Salario Mínimo, la reforma de las pensiones o la reforma laboral, entre otras medidas. «Su propuesta es volver al pasado y hay una mayoría de españoles que quiere avanzar», señaló.
«Esta moción de censura de tierra de quemada y de derroche de recursos públicos, con la nada más absoluta que ustedes y sus socios de abstención plantean», señaló. Este es otro de los pilares del discurso de Sánchez, identificar a Vox con el PP y acusarles de causar un «inmenso daño a la democracia». «El Sr. Feijóo ha decidido abstenerse ante este delirio. Le deja indiferente. Ni le va ni le viene. Lo que va a hacer el PP con esta abstención es un pago en diferido, como se lleva en casa, un anticipo de caja, de un decente “no” a una indecente abstención. Tengan cuidado, este negocio es de los que deja mancha, la ultraderecha vendrá a exigirles un segundo pago en diferido para saldar la deuda», advirtió el presidente, que ubica al PP alineado con la «ultraderecha».
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