Opinión

Mal augurio en Sevilla

El congreso de Sevilla pasará a la historia del socialismo como el principio del fin de Pedro Sánchez

El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el 41 Congreso Federal del PSOE en el Palacio de Congresos y Exposiciones. A 1 de diciembre de 2024, en Sevilla, Andalucía (España). El 41 Congreso Federal del PSOE concluye en Sevilla con su jornada de clausura celebrada en Fibes. Durante el evento, se trazaron las líneas estratégicas del partido para los próximos años, destacando el compromiso con las políticas sociales, la igualdad y la sostenibilidad. La clausura contó con la presencia de...
Pedro Sánchez, en la clausura del 41 Congreso Federal del PSOE en SevillaRocío RuzEuropa Press

El congreso de Sevilla pasará a la historia del socialismo como el principio del fin de Pedro Sánchez. Se vieron dos realidades, la de dentro, en donde reunidos los dirigentes aplaudían vehementemente al líder, y la de la calle, en la que nadie entiende qué aplauden exactamente.

La euforia socialista de postín contrastaba con la tristeza de vecinos y voluntarios valencianos.

Con serios problemas judiciales que afectan a su familiar y a colaboradores cercanos, entre ellos José Luis Ábalos, su mano derecha desde las primarias, la escenificación congresual se interpreta como una huida hacia delante del líder socialista.

Solo de esta manera se puede explicar que Begoña Gómez fuera aplaudida y ovacionada por estar imputada por varios delitos o la grave acusación al poder judicial de estar haciendo una “carnicería humana” por parte de Santos Cerdán.

También quedó retratada la ruptura definitiva con el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra. La ausencia de ambos y la inexistencia de referencias a ellos y al PSOE de antes de Sánchez, es elocuente.

Sí le respaldó Zapatero, un leonés con comportamiento gallego que, simultáneamente, defiende que Venezuela es una democracia y dio su apoyo a Juan Lobato justo antes de ser decapitado en la guillotina de Ferraz.

Cuentan desde su núcleo cercano que la proximidad de Zapatero con Sánchez es táctica, que espera la caída y, que una vez fuera, “se hará cargo del partido”.

Pero Moncloa tiene sus propios planes, que cumple escrupulosamente. Oscar López ha desembarcado en Madrid con el cuerpo de Juan Lobato aún caliente. Lo hace, no tanto para ganar a Díaz Ayuso, como para para que ella no tenga que acercarse a la arena de la política nacional, llevándosela a la Puerta del Sol. Una más contra Feijóo.

Sin embargo, López llega con una paupérrima hoja de servicios en lo autonómico, después del fiasco en Castilla y León y con la sombra de Sánchez Acera justo en su nuca.

Las revelaciones de Lobato ante el Tribunal Supremo ponen a la jefa de gabinete del jefe de gabinete en situación de peligro judicial. Es seguro que será convocada por el alto tribunal, no se sabe si como testigo o como imputada.

Si lo hace en calidad de testigo no podrá mentir sobre la procedencia del informe del novio de Ayuso, lo que puede suponer una cadena de imputaciones en el gobierno o en la fiscalía.

En todo caso, con el uso del informe sobre la pareja de Ayuso, Sánchez se ha desvelado como el autor intelectual de la maquinaria del fango. El pensar tanto en el presente le ha dejado con poco futuro, a sí mismo y al PSOE.