José Antonio Vera
Amarga Navidad
Sánchez dice estar bien, no como los afectados por la DANA, pero esdifícil que no salga algo nuevo del rosario de comparecencias
Empieza la semana de pasión judicial del entorno Sánchez. Hoy, con su excompañero, examigo y exministro Ábalos, y en días postreros, con su también excompañero y ex buen amigo Koldo García. Aldama, no tan amigo, comparecerá de nuevo ante el juez la próxima semana, y finalmente su mujer y hermano, aunque por causas diferentes.
Entre unas y otras, a nuestro más que apreciado presidente se le han torcido las fiestas, más amargas que de costumbre. Da igual. Él dice encontrarse bien, y no como los afectados por la DANA, cientos de los cuales aseguran haber sido abandonados a su suerte desde el primer día, y también desamparados del auxilio presidencial en la solemne misa funeral, de la que se ausentó inexplicablemente. Bueno, inexplicable no. En realidad, no fue al evento religioso por miedo a que los familiares de las víctimas le recordaran su inacción y la de su Gobierno en los primeros días de la tragedia.
Es mejor siempre no tener que exponerse a un chaparrón de reproches, sobre todo teniendo como alternativa la presentación de los fastos programados para conmemorar la muerte de Franco. El dictador falleció en su lecho hace 49 años, pero nuestro timonel quiere mantener viva aquella llama. Hasta el punto de decir (de quién sería la idea): «Vamos a inundar nuestras calles», con actividades de todo tipo, para que nadie se olvide jamás del otrora Generalísimo. Felipe González decidió hace tiempo que, en aras a la reconciliación, había que pasar página del franquismo. Carrillo y Fraga dijeron lo mismo, y los nacionalistas les secundaron. Tiempos buenos aquellos en los que los políticos intentaban llegar a acuerdos, y no se peleaban todo el tiempo, como ahora.
Es difícil que no salga algo nuevo del rosario de comparecencias previsto estos días en los juzgados. Con la particularidad de que Aldama va después de Koldo y Ábalos, por lo que podrá usar las declaraciones de ambos como referencia para la suya. A Aldama lo quiso destruir el sanchismo argumentando que es un tipo fanfarrón, engreído y fantasma. Anacleto, el agente secreto de la TIA, según el argumentario bolaño. Solo que Anacleto ha demostrado ya que, en vez de con la TIA, se codeaba de verdad con la CIA y el FBI, amén de ser condecorado por Marlaska, y llevarle a sesiones de entrenamiento militar los de la Guardia Civil.
O sea, que se parece más a Villarejo que al Pequeño Nicolás, por mucho que la sincronizada insista en decir, coreando al «uno»: «Menuda fantasmada la de Aldama». Fantasmada tras fantasmada, va desgranando el empresario las presuntas mordidas. Dinero por aquí, comisiones por allí, pisos para comprar y apartamentos para alquilar. Y lo que resta por salir. En particular, lo de los cupos. Asunto particularmente feo, si es como presume el expresidente del Zamora, pues se trataba de la cuota que correspondía a cada uno por la adjudicación de infraestructuras públicas, dependiendo del territorio.
Hasta obras de la época del PP se modificaron al alza con Ábalos para elevar su coste, según ha relevado aquí Álvaro Olloqui. El coste y el correspondiente margen, es de suponer. ¿Dinero para la buchaca particular o para el partido en general? Está por ver qué dice al respecto Anacleto. Tiemblan las estructuras. Mientras que sean cosas de Koldo y Ábalos, nada. Pero como vaya a mayores, el problema lo va a tener el Frankenstein. ¿Cuánta corrupción están dispuestos a digerir Ortuzar y Puigdemont ? Puede que llegue un momento en que no les queden dedos para taparse la nariz. Y eso que a tragaderas no les supera nadie.
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