
Opinión
¿A que no hay huevos?
La gripe aviar ha provocado una gran escasez de este producto en EE UU, que exige a Europa que supla esta carestía y podría llevar a una crisis diplomática

La globalización, ese concepto que prometía unir al mundo, todos hermanados en una gran aldea, parece que nos está llevando a efectos dominó muy variados ya que un problema en un continente puede llegar a desatar una gran crisis en otro, como hemos podido ver con los mercados financieros, la energía, los microchips, entre otros. Así pues, la interdependencia de los mercados está quedando en evidencia y la falta de coordinación internacional ha exacerbado el problema, mostrando que esto del mercado global es un rompecabezas sin manual de instrucciones ni piloto.
Ahora, la gripe aviar de Estados Unidos, la tierra de la abundancia donde el huevo es el invitado principal en cualquier desayuno, puede llevarnos a una crisis alimentaria en Europa mientras los consumidores, a ambos lados del charco, vemos con asombro cómo el precio de los huevos sube más rápido que la espuma de una buena caña. En España, la docena de huevos ha llegado a subir hasta un 40% en lo que llevamos de año y algunos comenzamos a preguntarnos si es que ahora, las gallinas ponen los huevos de oro. Y lo que es peor, que hay muchas probabilidades de que nos ocurra como en EE UU que los lineales de las grandes superficies se queden tan vacíos como algunas promesas electorales.
Estados Unidos se encuentra en una encrucijada que ha arrasado con más de 165 millones de aves de corral desde 2022 y más de 21 millones en lo que llevamos de año, lo que le está obligando a poner la imaginación en marcha con medidas como la posible vacunación de las gallinas ponedoras, las empresas de alquiler de gallinas y, por supuesto, en medio de la guerra comercial desatada con Europa, nos está pidiendo que les exportemos nuestros huevos, lo que puede acentuar el desabastecimiento en nuestros supermercados y, como consecuencia, nuevos incrementos del precio.
Mientras tanto, Estados Unidos busca desesperadamente proveedores externos y Europa lidia con el aumento de su demanda, su propia escasez y con la presión de este gigante económico que exige soluciones inmediatas y que podría conducir esta situación a un grave conflicto diplomático. En esta línea, los productores europeos, por su parte, se encuentran entre la espada y la pared, intentando equilibrar la demanda interna con las oportunidades (y riesgos) que presenta el mercado estadounidense, ante posibles represalias arancelarias.
Un "lujoso" desayuno
Lo que es evidente es que, si no se resuelve pronto, el desayuno se va a convertir en un producto de lujo para los norteamericanos y para muchos europeos, pero en España, que dependemos del huevo en nuestra dieta, vamos a tener que hacer las tortillas con harina porque lo de poner huevos es un tema que aún no resuelve la IA.
Quizás sea momento de replantearnos nuestra dependencia de ciertos productos y de valorar más a esos pequeños héroes cotidianos, como el humilde huevo, que, aunque a veces pase desapercibido, juega un papel fundamental en nuestra dieta y, al parecer, en la geopolítica mundial. Esta situación nos recuerda que, en la economía global, las líneas que separan lo local de lo internacional son cada vez más difusas y una crisis sanitaria en el sector avícola puede desencadenar una serie de acontecimientos que afectan desde los precios en el supermercado hasta las relaciones diplomáticas entre naciones.
Mientras tanto, los consumidores europeos y norteamericanos deberán adaptarse a esta nueva realidad, buscando alternativas en sus desayunos y esperando que, como en toda buena novela, esta crisis tenga un final feliz. Al menos, los españoles podremos cambiar nuestro pincho de tortilla del desayuno por un buen café con porras.
*Doctor en Economía y profesor de EAE Business School
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