Vivienda

Cómo funciona y qué riesgos tiene una hipoteca compartida, la opción más popular en pareja

Permite acceder más fácilmente a un crédito hipotecario, pero no solo tiene ventajas

Los derechos de los cónyuges tras el divorcio se enfocan en dos cuestiones: la primera de carácter económico, y la segunda de carácter personal en lo que se refiere a las relaciones con los hijos.
Una pareja y su mascotaUNSPLASH

Una hipoteca compartida, como su propio nombre indica, es un crédito hipotecario con más de un titular. Es el tipo de hipoteca más habitual, sobre todo, entre parejas. El proceso de solicitud es simular al de las hipotecas con un solo titular, pero el contrato recoge que cada titular pagará una cuota. No obstante, hay hipotecas compartidas solidarias, en las que todos los titulares deben responder por el total del pago. Esto implica que, en caso impago de uno, el banco podrá reclamar el total de la deuda a ambos titulares, explica el portal inmobiliario Idealista.

Por lo tanto, sus principales ventajas son la seguridad que aporta tener varios pagadores; mayor facilidad de concesión, ya que probablemente haya varias fuentes de ingresos; mejores condiciones así como poder conseguir un préstamo más alto. ¿Las desventajas? La responsabilidad solidaria puede ser un arma de doble filo. Si un titular se queda sin trabajo, el salario del otro puede no ser suficiente para hacer frente a una cuota tan alta. Además, es posible que surjan conflictos entre los titulares (separación o disputa familiar) que lleven a que uno quiera abandonar la hipoteca, lo que conllevará complejos trámites.

¿Cómo terminar con una hipoteca compartida antes de tiempo?

Si esto sucede, los titulares tienen tres opciones: vender la casa y cancelar la hipoteca, aunque esta opción conlleva el pago de impuestos; que un titular adquiera la parte del otro, con el consiguiente aumento del préstamo y cambio de condiciones; o hacer una extinción de condominio, que consiste en que una de las partes ceda su parte de la vivienda a la otra persona. Esta última operación tiene la ventaja de que es más económica que la compraventa, ya que solo se paga el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (0,5-1,5%) y no el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (6-10%), explica Idealista.