Vuelta a España

La Vuelta y el Tourmalet, tres años esperándose

La pandemia impidió que se subiera en 2020. La carrera llega hasta allí y parece comenzar de nuevo

La estatua que corona el Tourmalet
La estatua que corona el TourmaletArchivo

Al final del Tourmalet espera Octave el Gigante, un escultura de tres metros de alto y más de 300 kilos de peso que recuerda a Octave Lapize, el primer ciclista en coronarlo que no pudo evitar llamar «asesinos» a los organizadores del Tour que decidieron que los ciclistas subieran a pesar de la nieve.

La estatua lleva allí desde 1999 y cada invierno se resguarda para que no sufra las inclemencias del tiempo. La bajan en octubre hasta Gerde, donde hiberna en el Pabellón Laurent Fignon y en junio vuelven a subirla en procesión hasta la cima acompañada por una cuadrilla de ciclistas.

La llegada hasta los pies de Octave marca el comienzo de la Vuelta para muchos. Los favoritos se mueven en unas diferencias de un minuto dieciséis segundos, la que separa a Remco Evenepoel de Juan Ayuso. Poco cambia que Roglic descontara cuatro segundos en un esprint camino de Zaragoza.

«En el Tourmalet empieza la Vuelta. Se empezará a aclarar bastante quién puede ganar. Será una etapa dura», advierte Mikel Landa. «Hasta la contrarreloj era una carrera, después empieza otra con subidas muy diferentes a las que hemos tenido», asegura Juan Ayuso. El líder del UAE, aunque ahora es el terceroi de su equipo en la general, sufrió una caída en la salida de la etapa que llevaba hasta la Laguna Negra.Unas abrasiones en un costado y un golpe en la espalda que el español espera que no le molesten ya en la etapa del Tourmalet.

Una jornada con Formigal como principio y con final en la mítica cima de los Pirineos franceses. Dos montañas conectadas desde 2020, desde la Vuelta de la pandemia, que había elegido la cima francesa como símbolo de la carrera y que tuvo que ser sustituida por la estación oscense de esquí por culpa de las inclemencias meteorológicas. La Vuelta se quedó sin su etapa más esperada, pero la recupera en 2023.

Una etapa corta, de 134,7 kilómetros, pero con dos puertos de categoría especial, el propio Tourmalet y el Aubisque, además de Portalet y Spandelles, que pueden marcar la diferencia.

«No será fácil quitar a Kuss de ahí», asume Ayuso. «Va a ser una carrera muy táctica con tres Jumbos ahí», añade. El ciclista español ha reconocido la subida al Tourmalet, que en la Vuelta se hace por la vertiente menos tradicional, pero es un puerto que llama la atención de Ayuso desde hace mucho tiempo. «Fui a ver el Tour allí cuando era pequeño», recuerda.

Kuss lo ha ascendido un par de veces. «Es una etapa corta, explosiva», dice. Una subida en la que no tiene previsto arriesgar. El líder de la carrera es él y tiene otros dos compañeros en condiciones de lugar por la victoria, Roglic y Vingegaard. «Veremos cómo jugamos nuestras bazas, pero en principio podemos correr de manera defensiva y esperar los ataques de los que nos tienen que quitar tiempo», asume. «Entre nosotros da igual si gano yo, Primoz o Jonas. Estoy en la mejor posición, pero veremos. Primoz y Jonas tienen más experiencia en ganar grandes vueltas que yo. Cada paso que doy es algo diferente y una experiencia diferente para mí, pero todavía no sabemos hasta dónde puedo luchar por la victoria. Tengo mucha confianza en mí mismo e intentaré ganar la carrera», asegura.

Evenepoel, mientras, se distraía en la meta recordando su pasado de futbolista. El belga daba toques a una pelota ante la atenta mirada de los jugadores del Zaragoza Mollejo y Lluís López. Como si la preocupación no fuera con él.

Aunque ya nadie llame asesinos a los organizadores y el sol sustituya a la nieve, la subida puede marcar el futuro de la Vuelta. Octave espera en lo alto del Tourmalet.