Historia
Cuándo Franco convirtió los tres estadios de fútbol más importantes de Madrid en campos de concentración
Los campos del Rayo Vallecano, el Viejo Chamartín y el Metropolitano también formaron parte de la inmensa red de “centros de detención” tras la Guerra Civil
Las guerras cambian el curso de la historia y el fútbol no se han mantenido ajeno a ello. Demasiadas reseñas históricas convierten al deporte rey en protagonista de los grandes conflictos bélicos mundiales. Y por supuesto también lo fue durante la guerra civil y la dictadura franquista. El fútbol siempre ha sido un escenario ideal para que los diferentes sistemas políticos y un hábil instrumento de propaganda. Así paso con la instauración de la II República en 1931 cuando muchos clubs pierden el calificativo de “Real” en su nombre y desaparece la corona real de sus escudos y eso fue también lo que hizo Franco ante la relevancia adquirida por el deporte rey en nuestro país. Con la llegada del franquismo no solo se cambiaron los nombres de los clubes o sus escudos, sino que se trató de borrar de un plumazo a cualquier símbolo o personaje futbolístico vinculado a la República.
Instrumento del Régimen
Franco no dudó en convertirlo en uno de sus instrumentos para difundir las bondades del régimen. Para el franquismo, el deporte fue un fin para acercarse a la victoria, salir en la foto y propagar las bondades de su mensaje al mundo. El fútbol siguió las directrices impuestas desde El Pardo: paternalismo, uniformidad nacional y jerarquización. Los clubes fueron abandonando los viejos campos de fútbol para trasladarse a grandes estadios y la gente encontró en este deporte una manera de identificarse tras el grave conflicto que acababan de vivir. Esa importancia social es identificada por el régimen y Franco, que fue un gran aficionado al deporte rey gracias a la Quiniela (todas las semanas jugaba varias columnas), no dudó en impulsar su crecimiento.
El futbol fue crucial también durante la guerra civil y en la postguerra. Muchos futbolistas combatieron en el frente, fueron héroes, murieron fusilados o se exiliaron y muchos estadios de fútbol se convirtieron en campos de concentración del franquismo. Eso es lo que ocurrió con los tres estadios más importantes de Madrid.
Los primeros campos de concentración se abrieron en 1937, a medida que avanzaban las tropas nacionales. Tras la guerra se extendió la red, que se mantuvo de concentración, como el de Miranda, estuvo abierto hasta 1947. Las propias autoridades llamaron de esta forma a los lugares donde se detenía a disidentes y en 1939 se creó la llamada “Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros”. Según los datos se encontraban entonces en esos lugares hasta 277.103 personas, que formaron parte del proceso de reducción de penas que impuso la dictadura a cambio de trabajo. Aunque algunos fueron levantados desde cero, la mayoría eran edificios que ya existían: iglesias, conventos, colegios, dotaciones militares, plazas de toros prisiones o campos de fútbol, como documenta el periodista Carlos Hernández, cuya investigación quedó plasmada en el libro Los campos de concentración de Franco.
Tres estadios, símbolos de Madrid
El caso de los estadios de fútbol que se reconvirtieron en campos también ha sido documentado por Hernández. Todos fueron demolidos, aunque en el lugar que ocuparon algunos se levantan hoy nuevos estadios, como el del Rayo Vallecano.
Vallecas vivió durante el mes de abril de 1939 uno de los periodos más tristes de su historia. El 1 de abril, tras ganar la Guerra Civil las tropas franquistas, el Estadio de Vallecas, o Stadium de Vallecas, como todavía se le conocía, era transformado en un campo de concentración. El Estadio de Vallecas funcionó como campo de concentración más o menos medio mes. El 4 de abril había en su interior 9.500 personas, tal y como afirma Carlos Hernández de Miguel en su libro ‘Los campos de concentración de Franco: sometimiento, torturas y muerte tras las alambradas’ (Ediciones B, 2019). Custodiaba el recinto el I Cuerpo del Ejército. El 1 de abril, según Hernández de Miguel, las autoridades militares habían difundido un bando que exigía “al personal del ejército rojo” que se presentara durante la mañana de ese día en el Estadio de Vallecas.
Situaciones similares se vivieron en el campo de Chamartín, el del Real Madrid, donde llegaron a hacinarse entre 15.000 y 20.000 prisioneros en abril de 1939. Y También en el Stadium Metropolitano, donde jugó el Atlético de Madrid, custodiado por un batallón de Falange o el antiguo Sardinero, del Racing de Santander, que llegó a albergar a 20.000 republicanos, fue derribado en 1988 y el nuevo estadio se construyó en terrenos contiguos.
El Metropolitano lo custodiaba el Batallón Cruces Negras de la Victoria de la Falange y operó, al menos, durante abril de 1939. El lugar en que se levantaba lo ocupa hoy la Plaza de la Ciudad de Viena.
Durante la guerra civil española los terrenos del Viejo Chamartín fueron utilizados como huertos para el suministro debido a su amplitud. Pero, según diversos historiadores, una vez finalizada la guerra y antes de que se restaurasen las competiciones deportivas en el país, en abril de 1939 el bando sublevado utilizó el lugar como centro de detención y confinamiento de los prisioneros del bando republicano, aunque hay quienes difieren de esta versión que los clubes han preferido borrar de su historia.
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