'Loba': En el interior de Bette Davis ★★★☆☆
El punto de partida de la función es ya verdaderamente estimulante: una mujer llega a la redacción del 'Hollywood Reporter' con la intención de poner un anuncio para buscar empleo
Texto y dirección: Juan Mairena. Reparto: Mélida Molina y Jorge Varandela. Teatro Fernán Gómez (Sala Jardiel Poncela), Madrid. Hasta el 26 de octubre.
El punto de partida de ‘Loba’ es ya verdaderamente estimulante: una mujer llega a la redacción del Hollywood Reporter con la intención de poner un anuncio para buscar empleo. Dice ser madre de tres hijos, estar divorciada y atesorar treinta años de experiencia como actriz. No es otra que Bette Davis. Está ya de vuelta de todo, y que asegura ser “más amable de lo que dicen los rumores”. Es esta afirmación de la propia protagonista la que sirve al dramaturgo y director Juan Mairena como inteligente coartada para dar a la función un tono de comedia clásica y muy desenfadada, casi gamberra en ocasiones, que, a priori, uno no esperaría encontrar en una obra sobre un personaje real con la dimensión legendaria que este tiene.
A lo largo de la conversación que tiene con el ojiplático Lukas Heller, el redactor que la atiende y que después sería un conocido guionista de cine, la actriz entra en algunos capítulos de su vida relacionados principalmente con el amor y con el trabajo, en los que, más que los hechos en sí, importa la manera en la que ella los ha vivido. Mairena se centra, pues, en la subjetividad de ese personaje ficcionalizado, sorteando así la pulcritud y exhaustividad documental que exigiría, por ejemplo, un biopic. Aquí la pretensión del dramaturgo es otra: la estricta biografía de la diva no parece interesarle tanto como el admisible mapa emocional de una mujer que se convierte en mito dentro un determinado contexto histórico, social y cultural. Y, desde luego, crea un personaje potente y lo sabe dotar de acción para que la obra se vea con agrado hasta el final. Le ayuda mucho en ello Mélida Molina –perfectamente secundada por Jorge Varandela–, que hace un trabajo muy bonito dando vida a una actriz mítica con la que, curiosamente, tiene cierto parecido físico, pero a la que no ha tratado de imitar de manera naturalista.
Sin embargo, es la deuda que tiene contraída el personaje de ficción con el otro real lo que impide que la obra llegue todavía más lejos y más hondo. Dado que no se busca una fidedigna recreación histórica de nada, ¿por qué no hacer anónima, para que resulte más universal, más cercana y más poética, a esa actriz veterana que lo ha conseguido casi todo en un mundo repleto de obstáculos, y que repasa su vida en tono de comedia en un momento en el que ya ni siquiera tiene trabajo?
Lo mejor: La función es entretenida, está bien contada, bien interpretada y, a pesar de ser de la modestia de su producción, es original desde el punto de vista formal.
Lo peor: En una obra de este tipo, que el personaje sea Bette Davis se convierte más en una carga que un aliciente a la hora de darle envergadura dramática, aunque seguramente funcione como reclamo comercial para vender muchas más entradas.