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Alberto Conejero sobrevive "En mitad de tanto fuego"

El dramaturgo supera la cancelación de "El mar" con el estreno en Barcelona de un poema épico alrededor de la figura de Patroclo
Alberto Conejero estrena nuevo texto en la Sala Beckett de Barcelona
Alberto Conejero estrena nuevo texto en la Sala Beckett de BarcelonaJesús Chacón

Madrid Creada:

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En mitad de tanto fuego podría ser la descripción del momento vital de un Alberto Conejero que ha aprendido «a vivir en estado de guerra». No se pierde una: acaba de presentar la programación del Festival de Otoño, la cuarta ya, y, contra su voluntad, arrastra la cancelación de su última genialidad, El mar.
Pero no, En mitad de tanto fuego, por casualidades de la vida, es el estreno del martes en el Grec de Barcelona, en la Sala Beckett. Un poema épico que nace de «La Ilíada» de Homero, pero que hubiera sido imposible sin dos maestros, Emilio y Alicia: «Viene de ese adolescente fascinado por clásicos gracias a los profesores de la pública, del instituto San Cristóbal de los Ángeles», reivindica.
Maestro también era Antoni Benaiges, protagonista del cuento que el Ayuntamiento de Briviesca ha visto excesivo. Porque «El mar» se tenía que haber representado el sábado y no fue así. La ciudad en la que el personaje real fue ajusticiado se privó de uno de los mejores montajes del curso 22/23. «No comprendemos las razones», apunta el dramaturgo «muy triste». Se pregunta Conejero si eso es censura o cancelación al mismo tiempo que tiene claro que se trata de una «mala gestión» por «dejar a una compañía colgada a tres semanas» del bolo.
Más de 70 funciones después, Benaiges encontró un escollo insalvable hasta el momento». «Se ha creado un problema donde no lo había», dice de una función que realmente huye del panfleto y se centra en la relación del protagonista con los niños a los que da clase. Hasta el momento, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha propuesto financiar la obra y este mismo sábado, ante el veto, la sociedad civil leyó fragmentos de El mar en el Hospitalillo de Briviesca.
La iniciativa da «esperanza» a Conejero: «Me demuestra que el teatro es importante para muchos. Esta obra habla de los textos de unos niños que ahora serían sus abuelos y bisabuelos». Porque, insiste, «esto no es la historia de un maestro republicano, republicanos eran todos por la época independientemente de su ideología». Benaiges fue un educador «martirizado y asesinado, no un combatiente».
Rubén de Eguía protagoniza en solitario un texto que dirige Xavier Albertí en la Beckett
Rubén de Eguía protagoniza en solitario un texto que dirige Xavier Albertí en la BeckettMaría La Cartelera
Por todo ello, el director del Otoño confía en exponer en Briviesca más adelante y, sobre todo, en que «los principales partidos políticos mantengan el espacio de la libertad de expresión, que no puede entrar debates. Es una línea roja de la democracia. Va mucho más allá de la compañía: es la privación al público del derecho de pensamiento y de formación y de cuestionarse a uno mismo. Me asusta que estemos en este punto», sostiene.
No omite el percance, pero tampoco se detiene a lamerse las heridas. Conejero sigue adelante con ese poema épico que ha picado en la «cantera infinita» de «La Ilíada». Se centra una vez más en un personaje secundario, como ya hizo con Rapún en «La piedra oscura»: Patroclo, «compañero de armas y amante de Aquiles», puntualiza. Vuelve a contar una historia desde los márgenes e incide en la discusión sobre esa relación entre los héroes: «Algunas tradiciones lo ponen como representante de la comunidad LGTBi, y otras, todo lo contrario». Quiere «reventar los eufemismos» porque él sí tiene «clara» su relación. Juega el autor con las contradicciones del personaje aprovechando figuras como Simone Weil, que firmó que Patroclo no hizo nada malo durante su vida, o el Canto XVI en el que Homero narra una buena escabechina, «cuando se carga a tropecientos con la armadura de Aquiles».
Así, En mitad de tanto fuego se convierte en la canción de un desertor que termina convertido en un criminal de guerra, o un tipo que no quería ser soldado y que pasa a héroe de guerra. La pieza es, en palabras de Conejero, «un alegato antibelicista» que explora «la paradoja del arte frente a la guerra, la belleza del horror». Ni los grabados de Goya, ni el «Guernica», ni ninguna novela han evitado que la guerra regrese una vez tras otra: «Nada de lo que ha hecho la humanidad contando la guerra ha evitado la siguiente, pero que necesario es que los poemas y las canciones nos hagan no olvidarlo».
Conejero se pone el traje de rapsoda griego para coser los fragmentos de Homero con sus propias palabras y con poesía de la IIGM. Tradiciones distintas que ha unido en un texto dirigido por Xavier Albertí e interpretado en solitario por Rubén de Eguía.
Desconecta así de la faceta gestora a la que, reconoce, le ha encontrado el punto. Ya no queda nada de vértigo a dirigir un festival como el de Otoño. No olvida que es «huésped», «eso siempre hay que tenerlo presente», pero sí siente que puede llevar la cita madrileña al «grado de ebullición» que soñaba desde el principio. Por nombres no será: Liddell, Ivo van Hove, Veronese, Papaioannou, Mayorga, Sasha Waltz, Milo Rau, Guillermo Calderón... Aunque para eso habrá que esperar hasta noviembre.
  • Dónde: Sala Beckett, Barcelona. Cuándo: 30 de julio. Cuánto: de 11 a 22 euros.