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Sasha Waltz se libera con la "Séptima" de Beethoven

La alemana desembarca en el Grec Festival de Barcelona para llamar a la revolución a través de la danza y la mezcla de música clásica y electrónica
La pieza que llega al Grec es la evolución de un proyecto pandémico que se inició en Delfos
La pieza que llega al Grec es la evolución de un proyecto pandémico que se inició en DelfosSasha Waltz & Guests

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Para Sasha Waltz (Alemania, 1963) la libertad es «una utopía que nunca se alcanzará del todo». Sin embargo, asegura que ello no es excusa para no intentar alcanzarla, «y más desde el punto de vista creativo». ¿Cómo puedes ser libre por dentro y estar conectado con el exterior, con las reglas y restricciones de la sociedad?, se pregunta. La de Karlsruhe no cesa en su empeño, y en el camino se encontró con Beethoven, en 2021, como máximo exponente de esa libertad. «Como hombre interesado en la nueva sociedad», continúa, el compositor «estaba desilusionado» en su momento. «Esperaba cambios revolucionarios, una transformación, pero con Napoleón llegaron más decepciones». Tras ello llegó la Sinfonía nº 7 con la que Waltz desembarca en el Grec, «compuesta después de la derrota de Napoleón», puntualiza. Una melodía que ahora se mezclará con la música electrónica del chileno Diego Noguera y que trata «sobre la pérdida de la ilusión y la utopía»: «El segundo movimiento incluso suena como una marcha fúnebre. En cambio, el primer movimiento es muy alegre, feliz, lleno de vida, y el tercer movimiento es muy fuerte. El cuarto y último movimiento es más de lucha, tiene una energía fuerte», resume.
El reto que ya de por sí son las partituras del genio de Bonn, se unen ahora a las coreografías abstractas de Waltz en Beethoven 7 para agregar una capa más combinando el original con la pieza Freiheit/Extasis (Libertad/Éxtasis), de Noguera. Un idilio que surgió en mitad de la crisis vírica, en Delfos, Grecia, en el marco del proyecto Beethoven - The European Tour. 9 Sinfonías, 9 Ciudades y en colaboración con el director Teodor Currentzis. Interpretaron los movimientos 2 y 4 de la Séptima sobre las ruinas del antiguo templo de Delfos. «Un proyecto muy especial», dice, con el que luego sintió «la necesidad» de completar la obra y montarla en un teatro. «Así que me puse a trabajar con mis bailarines y terminé los movimientos 1 y 3».
Beethoven es la revolución que la coreógrafa necesitaba: «Soñaba con otro mundo, uno en el que hubiera más igualdad, más libertad. Nuestro mundo actual es diferente al de Beethoven. En muchas partes del hemisferio occidental vivimos en democracias y tenemos mucha libertad. Pero también vemos lo frágiles que son estas democracias». Así es como Waltz (que volverá a España, al Festival de Otoño, con In C en noviembre) pretende llamar a la revolución para «cambiar muchos aspectos de la sociedad»: cuestionar el patriarcado, empoderar más a las mujeres, tomar medidas claras contra el racismo, reconocer que todos tenemos los mismos derechos, establecer la igualdad de género... La bailarina alemana hace hincapié en la migración y en «cómo tratamos a los refugiados», en «cómo podemos compartir la riqueza que existe, cerrar la brecha entre ricos y pobres. Creo que una distribución económica más equitativa haría de nuestro mundo un lugar muy diferente y dejaría más para invertir en acciones climáticas. Porque también sueño con un mundo en el que reconozcamos la crisis climática y que tengamos que vivir en paz con la naturaleza, tomando las acciones necesarias para progresar y transformar, y no ignorar el problema».
Se rebela Waltz ante un mundo que le ha decepcionado. Reconoce que «tenía esperanzas» en que saliéramos mejor de la pandemia, «pero no creo que realmente hayamos aprendido». Eso respecto a la sociedad, porque, en cuanto a su compañía, ella busca diferentes formas de entrar en un proceso de transformación, aunque «no estoy segura si personalmente he cambiado». Intentó tener tiempo para reflexionar y pensar, «fue un momento muy creativo», pero «ahora estamos nuevamente muy ocupados». No se esconde. Quiere «llegar a un nuevo público» y quiere dar con la tecla para «politizar aún más el trabajo».
  • Dónde: Teatre Grec, Barcelona. Cuándo: hoy y mañana (22 horas). Cuánto: 40 euros.