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Una competición para ver quién es la mejor autora del Siglo de Oro

María de Zayas, Ana Caro de Mallén y Sor Juana Inés de la Cruz competirán sobre el escenario de Almagro por escribir una comedia para la Reina en una trama conducida por Juana Escabias y Rakel Camacho
Calema Producciones/Territorio Violeta

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Nos hemos cansado de repetir lo anómalo del Siglo de Oro español dentro de Europa. Más allá de la ingente producción que hoy tenemos sobre los escenarios y en las estanterías de las librerías (y de las casas), el periodo fue importante, entre otras, por la fuerte presencia de la mujer. Mientras otros ponían a ellos en los papeles de ellas, aquí esa ocultación no era necesaria; piensen en La Baltasara o en Jerónima de Burgos, dentro de un buen pelotón. Del mismo modo, los personajes femeninos no tenían que ser ahogados o enloquecer para salvar su alma, como sí le ocurrió a la Ofelia shakesperiana. Lo vemos en la Duquesa Isabela del Burlador, de Tirso (y Claramonte), con todo el derecho a desear cosas que eran impensables en el puritanismo de nuestros vecinos del norte. En el Siglo de Oro teatral hubo mujeres por todos lados: actrices, empresarias, directoras, autoras... Sin embargo, la historia fue enterrándolas durante años, décadas y centurias hasta llegar a un siglo XXI en el que, parece, se vuelve a rescatar a buena parte de ellas con una labor casi arqueológica.
De la Compañía Nacional al Centro Dramático Nacional, pasando, por supuesto, por las salas del «off», encontramos ejemplos de esta recuperación durante las últimas temporadas. También en los festivales veraniegos, como el de Almagro, donde Ignacio García desde su llegada se ha empeñado en señalar a unos textos que conoce de primera mano. Y es dentro de este contexto en el que llega Que mujer prodigio soy (dramaturgas de oro), un montaje encargado (y estrenado) por Clásicos en Alcalá que ya ha comenzado su campaña por toda España.
La próxima parada será la dicha, Almagro, la Casa Palacio de Juan Jedler (antiguo Patio de Fúcares), lugar en el que se darán cita tres de aquellas autoras de éxito entonces y algo más arrinconadas siglos después: María de Zayas, Ana Caro de Mallén y Sor Juana Inés de la Cruz. Ninguna se conoció en su día, pero la magia del teatro, la pluma de Juana Escabias y la dirección de Rakel Camacho hacen que el encuentro sea posible casi cuatrocientos años más tarde. Zayas y Caro de Mallén (nacidas ambas en 1590) esperarán en 1642 la llegada de una tercera (Sor Juana Inés) con la que deberán competir para hacer una comedia que sirva de celebración del cumpleaños de la reina. Será un hechizo lo que lleve a la religiosa hasta sus compañeras de viaje, pues su aparición en esta vida no se daría hasta 1648, en Tepetlixpa (México). Y ahí dará inicio la «competencia por ser las mejores» y dar «con la elegida para escribir la pieza de la Corona», presentan.
Pero advierte Camacho que la «competición» que se levanta sobre las tablas no está concebida desde un significado actual, sino áureo: «La palabra “competición” que empleamos no es como si fuera un combate de damas. Da la impresión de que compiten de una manera agresiva en la que hay que pisar el cuello de la otra, y no. La competición aquí tiene que ver con el trabajo en equipo y con el aprender de la otra. Iluminarse mutuamente –continúa la directora–. Es una labor más horizontal y en la que se rompe una posible jerarquización. Digamos que es un encuentro que nunca se produjo en la realidad y que nos vale para hablar de literatura, dramaturgia, escritura y otras creaciones».
Pero, en el centro, el objetivo es poner en valor a tres señoras que Camacho va definiendo de la siguiente manera: Ana Caro, «la más cercana a Lope, al teatro clásico. Fue esclava, huérfana, adoptada, periodista... Fue aprendiendo de todo lo que le pasaba en la vida. Me quedo con los versos de Valor, agravio y mujer»; María de Zayas, «la más noble de las tres y la más feminista, hasta habló del poliamor»; Sor Juana Inés, «una poeta apasionante con una historia dramática y llena de conflicto. Los empeños de una casa, su obra fetiche», cierra.
De esta forma, da comienzo un título en el que se superponen tres planos distintos, «aunque bien ensamblados», apunta Camacho: el metateatro de una compañía de tres actrices que está buscando un proyecto, la reunión entre tres dramaturgas y, finalmente, los personajes que acuden a los fragmentos originales de Zayas, Caro y Sor Juana Inés, interpretadas aquí por Laura Ordás, Carolina Calema y Rosa Merás, respectivamente. «Hechos históricos y ficción se entrecruzan en una comedia en verso del siglo XVII, aunque escrita en el XXI, donde ponemos nombre, vida y obra a nuestras escritoras olvidadas por la historia y en la que la emoción, la reflexión, la agudeza y el humor están servidos», describe el equipo de la obra.
Pero no solo es una reivindicación de las autoras del Siglo de Oro, sino que Que mujer prodigio soy también es una lanza en favor de las dramaturgas actuales, a las que se les dedica un buen párrafo de la obra y en las que pueden escuchar los nombres de Laila Ripoll y Angélica Liddell, entre otras muchas. «Es un listado largo y pedimos disculpas por las que nos hayamos dejado, pero la verdad es que hay una buena efervescencia de voces femeninas en la dramaturgia actual», comenta la directora de un montaje «ecléctico», dice, que se moverá de la clausura y los cantos gregorianos de los conventos al rock más canalla.
  • Dónde: Casa Palacio de Juan de Jedler, Almagro. Cuándo: 15 y 16 de julio. Cuánto: 20 euros.