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Nicholas Winton, el hombre que le plantó cara a Hitler y al Holocausto

James Hawes dirige a Anthony Hopkins en "Los niños de Winton", sobre el filántropo que salvó a casi 700 niños judíos de morir en los campos de concentración
Anthony Hopkins es Nicholas Winton en "Los niños de Winton"
Anthony Hopkins es Nicholas Winton en "Los niños de Winton"DIAMOND FILMS
La Razón

Madrid Creada:

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Europa ya escucha tambores de guerra. Las principales naciones del continente, atemorizadas por la actitud déspota del líder de una de las potencias mejor armadas, se preparan para lo peor cediendo a sus amenazas. Primero intentará anexionarse una región, luego un país y, al final, quién sabe, todo lo que le quede al oeste. A pesar de lo aparentemente contemporáneo del contexto, estamos hablando de finales de la década de los treinta, justo cuando un joven Nicholas Winton, criado en la opulencia británica, visita Praga. Lo que verá allí le cambiará la vida para siempre: el acoso racista al que son sometidos los judíos es el avance de lo que está por venir: la masacre genocida del Holocausto orquestado por Adolf Hitler. Sin pensárselo dos veces, Winton y su madre comenzarán a tirar de sus influencias y levantarán el Club de Refugiados Checoslovacos de Londres, una institución que antes de la invasión de Polonia en septiembre de 1939, consiguió salvar de una muerte segura a 669 niños de familia judía.
Ese es el punto de partida de "Los niños de Winton", película protagonizada por Anthony Hopkins que nos lleva hasta finales de la década de los ochenta, donde un vetusto Nicholas se encuentra su antiguo libro de recortes de aquella época sin saber qué hacer bien con él. ¿Debería entregarlo a un museo? ¿Debería devolvérselo a los familiares? ¿Debería acudir a la Prensa para que se ponga en valor su historia, justo cuando el Reino Unido se está convirtiendo en tierra non grata para refugiados? ¿No sería eso apropiarse del protagonismo? Todas esas dudas, con ojo melodramático y habilidad para el salto temporal entre dos eras, son expuestas por el director James Hawes. Versado en la pequeña pantalla, donde ha dirigido capítulos de "Black Mirror" o "Penny Dreadful", Hawes contesta a la razón sobre lo irremediablemente contemporánea que es su película, la responsabilidad de dirigir a todo un Anthony Hopkins o la dificultar de firmar un "biopic" sin intentar imitar al personaje real.
Nicholas Winton salvó del Holocausto a 669 niños
Nicholas Winton salvó del Holocausto a 669 niñosDIAMOND FILMS
"La televisión ha alcanzado tal escala, que ya es imposible diferenciarla del cine. Al menos desde un rodaje. La gran diferencia, quizá, está en los actores, en cómo se acostumbran o no a un medio o al otro. Tienes que pensar todo el rato en la escala, pero el proceso en su núcleo más básico es el mismo. Se trata de contar una historia y conseguir emocionar con ella. Ese es el único destino posible", explica el director sobre su paso del lenguaje televisivo al cinematográfico, algo que en "Los niños de Winton" se deja sentir a través de un dinamismo que hace mucho más llevadero lo denso de la historia.
Y sigue, sobre contar con la experiencia de Hopkins en un elenco en el que también destacan Helena Bonham Carter como la madre del protagonista y Johnny Flynn, que le interpreta en su juventud: "Honestamente, dirijo a todos los actores de la misma manera. Me acerco a ellos desde el instinto, pero entiendes rápidamente que cada actor necesita un cuidado distinto. Unos necesitan notas todo el rato y otros que les dejes en paz, por lo que mi trabajo pasa por adaptarme a esa comunicación. Lo impresionante de Anthony Hopkins es que siempre juega en equipo, es maravilloso tenerle. Y es increíble, porque todo el mundo le trata con sumo respeto, pero él intenta ser uno más. Me pasó lo mismo con Gary Oldman, son actores que elevan no solo la película o la serie, si no la propia producción con su respeto y cariño por los demás trabajadores", confiesa Hawes.
Si bien en la parte más cercana en el tiempo, la que habla de la visita de Winton al programa "That's Life" de la BBC, donde todo el país fue testigo de su reunión con los niños a los que salvó, la película danza alegremente con el melodrama, es en realidad en su acercamiento histórico a los momentos previos a la Segunda Guerra Mundial donde brilla. Ahí, la madre de Winton a la que da vida Bonham Carter, es reivindicada por Hawes como una filántropa distinta, una mujer quizá avanzada a su era: "Era crucial darle la importancia que merecía. Nicholas Winton, hasta su fallecimiento con 106 años, defendió que él jamás habría hecho nada solo. Por eso, en la película tenía que quedar claro que se había tratado de un esfuerzo colectivo, no de un salvador blanco", completa el director, sobre la labor de la familia Winton y los varios colaboradores que tuvieron en Londres y Praga.
"No estoy sugiriendo que nos convirtamos todos en cooperadores o médicos de guerra, pero sí que seamos conscientes de nuestro poder para parar ciertas atrocidades".James Hawes, director de "Los niños de Winton"
"Hicimos esta película antes de vernos en todos los desastres que están ocurriendo mientras hablamos. Pienso en Ucrania, pienso en Gaza, pienso en Yemen. Y ojalá no estuviéramos haciendo una película tan contemporánea, tan rabiosamente actual, pero es lo que hay. Odio, también, señalar la responsabilidad individual de los ciudadanos en situaciones así, y no estoy sugiriendo que nos convirtamos todos en cooperadores o médicos de guerra, pero sí que seamos conscientes de nuestro poder para parar ciertas atrocidades. Como mínimo, tenemos que estar informados sobre el desastre, no podemos dejar que nos manipulen", completa el director, meridiano, sobre las lecturas actuales que despierta "Los niños de Winton".
En el descanso de su nuevo rodaje, uno que involucra a Rami Malek y Lawrence Fishburne, y antes de despedirse, Hawes reflexiona también sobre el estado del "biopic" moderno, ese que se debate entre la hagiografía y un episodio regulero de "Tu cara me suena" pero que en su película sabe contenerse: "No puedes caer en la imitación. Tienes que conseguir que el actor encuentre la misma verdad del personaje, no los mismos gestos o manierismos. Vale más dibujar la relación de un personaje con sus padres o la religión que hacer exactamente el mismo gesto que hacía con la mano o cómo se quitaba las gafas. Y también tienes que ser consciente de que estás contando unos momentos concretos de una vida, no puedes pretender contarla entera, con todos sus matices", añade.