¿Cómo están ustedes? Vuelven "Los payasos de la tele"
Emilio Aragón regresa al mundo del espectáculo para producir y componer la música de una obra teatral que homenajea a su propia familia y al oficio del clown
Hacia 1968, un artista español de circo que había marchado a América con sus dos hermanos para buscarse la vida escribía una carta desde Estados Unidos a otra hermana expresándole el deseo conjunto de los tres emigrados de aguantar trabajando allí, como mucho, dos o tres años más y volver después a España para retirarse definitivamente. En ese momento ya habían alcanzado cotas de éxito que jamás hubieran imaginado. Habían compartido mesa, mantel, conversaciones y trabajo con gente como Harold Lloyd, los hermanos Marx, Buster Keaton, Mario Moreno Cantinflas, Walt Disney, Sammy Davis Jr., Dean Martin… Aquel artista no era otro que Gaby; y sus dos hermanos, claro está, Fofó y Miliki. Cumplieron más o menos lo programado y regresaron por fin a España en 1972, después de haber conquistado Latinoamérica y EEUU, pero ninguno sabía entonces lo lejos que estaba aún la jubilación. «Vinieron a retirarse, aunque… ¡hicieron otra carrera más!», dice Rodrigo Aragón, uno de los hijos de Gaby. Y así fue.
En 1973, sin saber muy bien dónde podría acabar aquello, se embarcaban en una aventura televisiva que marcó a generaciones de españoles, y también de otras nacionalidades de habla hispana. («En Argentina son una religión; está Maradona y luego ellos», recuerda Rodrigo). Había nacido «El Gran Circo de TVE». El programa duró hasta 1983 y ellos serían recordados para siempre como «Los payasos de la tele». Pero la cosa no acabó ahí: la saga circense, que se había iniciado mucho antes de Gabi, Fofó y Miliki, tuvo continuidad en sus descendientes hasta nuestros días. El hijo de Fofó, e incluso el de Miliki ya en la última etapa, conocidos entonces como Fofito y Milikito, respectivamente, se incorporaron a aquel programa televisivo.
Convertido hoy en uno de los miembros más conocidos del inabarcable y ramificado clan, ha sido el segundo de ellos, Emilio Aragón, quien ha decidido poner en pie un montaje teatral que rindiera homenaje no solo a su propia familia, sino también al mundo del payaso en general. Para ello ha contado con uno de los directores más solicitados de nuestra cartelera comercial: Esteve Ferrer. «Sabíamos que su mirada iba a ser especial y exploraría matices diferentes a los propios de nuestra familia», afirma el productor. Por su parte, el director asegura haber creado «Había una vez… mi familia» con absoluta libertad para ofrecer «un cuento que es el de nuestras vidas»: «Es un espectáculo que está dedicado a mi propia generación y a otras próximas a ella; un viaje al niño que fui, que cada sábado se sentaba frente al televisor para ver, cantar y jugar con esos cuatro payasos que yo, sin saberlo, hacían de mí la persona que sería en el futuro. Lo que pasa con este espectáculo es que las generaciones posteriores a las nuestras… ¡también lo van a flipar!».
Mónica Aragón –hija de Fofito– y Gonzalo, Rodrigo y Alonso –hijos de Gaby– encabezan un reparto formado en total por once intérpretes. Además de ser productor, Emilio Aragón ha creado una partitura original que en algunos momentos se inspira, con arreglos de muy diversa índole, en las populares canciones del mítico programa televisivo: «Hola, don Pepito», «El auto nuevo», «Susanita»… Al margen de las conexiones con la realidad y con el pasado de cada espectador, Ferrer, que se formó en sus inicios con el conocido y laureado payaso Monti, ha querido hacer «una declaración de amor al oficio del clown, a los grandes maestros y creadores del género, en todas sus múltiples variantes y formatos».
«De la misma manera que no se pueden perder El Quijote y todo el Siglo de Oro, tampoco el legado de todo un género que, además, nos hace ser mejores personas –asegura el director–. Divertir por igual a niños, padres y abuelos es una habilidad casi exclusiva del clown; y ese ha sido también mi propósito en este espectáculo». El argumento de «Había una vez… mi familia» se inicia con el cumpleaños de la abuela Eva. Una alerta meteorológica impide que sus nietos puedan ir a verla para celebrarlo. Ella se dispone a guardar los preparativos en el desván, pero entonces… una caja cobra vida y empieza a devolverle sus propios recuerdos: un pequeño carrusel, una cajita de música, sus juguetes, un Cinexin… y un antiguo televisor donde ella veía «Los payasos de la tele». «La historia tiene una mezcla de humor, romanticismo, nostalgia, belleza… y, sobre todo, mucho amor –explica Ferrer–. Y es un canto al poder de la imaginación, mucho mayor que el de cualquier cuenta bancaria».