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"Borgo": ser mujer y funcionaria de prisiones en la gomorra corsa

El cineasta Stéphane Demoustier propone un interesante e intrincado thriller carcelario
Un fotograma de "Borgo"
Un fotograma de "Borgo"Imdb

Madrid Creada:

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El progresivo acercamiento de Melissa a la violencia no es bisoño ni precipitado. No parece nuevo ni reciente, tampoco inocente, pero sí estratégicamente medido. Menuda y fuerte, esta funcionaria de prisiones destinada en Córcega, se aproxima a ella con la confianza de quien la conoce, de quien no se amilana frente al lenguaje vivo de la calle y sus códigos viejos, ni tampoco al establecimiento de las jerarquías que implica su familiarizada consciencia. 
Y es que uno los rasgos identitarios más significativos y más definitorios del carácter de la protagonista del último y excitante trabajo de Stéphane Demoustier con reverberantes ecos del clásico polar francés, "Borgo", es sin duda su capacidad para sintonizar con el idioma embrutecido de los socialmente señalados, de los cuestionables moralmente.   
"Quería jugar con esta cosa de mostrar la violencia subterránea, casi silenciosa, que es la misma que luego se va haciendo más grande y también más incontrolable"Stéphane Demoustier
Emplazados en una de las salas del Instituto Francés, el director asegura en entrevista con LA RAZÓN tener una predilección confesa por "cómo se representa y cómo está presente la violencia en la construcción del carácter de los corsos. Las armas forman parte de lo más cotidiano de sus vidas. Esa violencia, sin embargo, sentía desde el principio que tenía que tener cuidado a la hora de introducirlo mediante ese joven, que no deja de ser un chaval, que parece inofensivo, inocente y hasta dulce pero poco a poco se va dejando seducir por ella. Quería jugar con esta cosa de mostrar la violencia subterránea, casi silenciosa, que es la misma que luego se va haciendo más grande y también más incontrolable", indica sobre la presencia clave de un adolescente apresado por delitos menores al que la funcionaria ya conocía de su destino anterior y con el que vuelve a coincidir en la nueva prisión antes de que le suelten.
"Creo que es importantísimo en este caso, que la protagonista sea una mujer, desde luego, porque de hecho quería demostrar lo diferente que hubiéramos percibido el personaje en el caso hipotético de que me hubiera decidido por un hombre. Para empezar, el 30% de las funcionarias de prisión en Francia son mujeres y tenía la sensación de que eso es algo que no se ve demasiado en las películas", indica el cineasta y también autor de "La chica del brazalete", comparte sobre la consciente elección del género protagónico en la configuración de una trama que subraya de manera continua, las consecuencias –porque las ventajas son menores– que implica ser mujer en un ambiente laboral repleto de hombres –algunos de ellos potencialmente peligrosos–.

Generador de guetos

"Ese dato", prosigue, "creo que es muy relevante para establecer un reflejo del funcionamiento de las relaciones de poder y de fuerza que se establecen a lo largo de la historia. Ella muestra su vulnerabilidad y su fragilidad pese a su fuerza interna, a través de la mirada dominante que aplican los hombres sobre ella. Esta es una historia de manipulación y eso es algo que se ejerce de una manera distinta siendo ella mujer. No hubiese sido lo mismo si fuese un hombre".
"El 30% de las funcionarias de prisión en Francia son mujeres y tenía la sensación de que eso es algo que no se ve demasiado en las películas"Stéphane Demoustier
Otro de los elementos que condicionan el avance de la adaptación de la protagonista a su nueva realidad mientras paralelamente se sucede la investigación de unos asesinatos, es el racismo que sufre su marido. Preguntado por su propagación actual en términos internacionales y su particular insistencia en un territorio como el francés, convertido desde hace años en un generador impasible de guetos multiplicados, Demoustier remata: "los extraños en Francia son siempre los otros, me interesaba mostrar el racismo imperante, pero de una manera muy normal, muy integrado. Sin necesidad de denunciarlo, pero queriendo retratarlo".