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Antonio Ruiz Soler, el talento precoz que se celebra en el Teatro Real

El Ballet Nacional de España desembarca en el coliseo madrileño, que inaugura su temporada de danza, por el centenario del nacimiento del bailarín y liderado por Rubén Olmo
Pablo Guidali
La Razón

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“Hay vidas errantes en busca de un destino y destinos que están marcados desde el comienzo de la vida”, afirma desde el Ballet Nacional de España. En el caso concreto de Antonio Ruiz Soler (1921-1996), su destino le encontró a los cuatro años en las calles de Sevilla al ritmo de la música de un organillero y se convirtió desde entonces en “Antonio el Bailarín”. A los 20 años ya triunfaba en América junto a Rosario y, a su vuelta a España, derramó su talento como bailarín, coreógrafo y director en decenas de coreografías y películas hasta su retirada de los escenarios en 1979.
En 1981 sustituyó a Antonio Gades al frente del joven Ballet Nacional de España, con el que puso en escena hasta 15 coreografías propias. Durante todo ese tiempo sacó partido de su talento innato, haciendo “crecer la danza española como pocos lo han logrado, regalándonos increíbles interpretaciones y coreografías a la altura de su destino”, continúan desde el BNE.
Para celebrar el aniversario de su nacimiento, Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España, ha diseñado el programa “Centenario Antonio Ruiz Soler”, en el que se reúnen montajes fieles al original de piezas clave de su trayectoria, así como creaciones inspiradas en su estilo firmadas por el director, Miguel Ángel Corbacho y Carlos Vilán. Estrenado en el Teatro de la Maestranza de Sevilla el pasado 15 de abril, el BNE ofrecerá cuatro funciones en el Teatro Real de Madrid (que inauguran su temporada de danza) del 13 al 16 de octubre, acompañado por la Orquesta Sinfónica de Madrid, dirigida por Manuel Coves, y contará con la participación de la soprano Carmen Solís y el cantaor Juan José Amador “El Perre”. Se recupera así el 100% de un patio de butacas para el que ya se pueden comprar las entradas.
Antonio renovó la forma de bailar y engrandeció aún más la danza española, además de ser el bailarín, coreógrafo y director más completo de la historia”, asegura Olmo: “Dominaba todas las disciplinas y creó montajes de folclore, danza estilizada, escuela bolera y flamenco maravillosos. Interpretó y coreografió películas tanto en España como en Hollywood. Era un genio y una de las figuras de la danza en España dotadas con un carisma especial. Antonio era único”.
Las coreografías de “Antonio el Bailarín” seleccionadas para el programa son “Sonatas”, “Zapateado” y “Fantasía galaica”. Las tres representan la cumbre de su talento dentro de tres estilos distintos: la escuela bolera, la estilización del flamenco y el folclore estilizado. La primera de ellas refleja la influencia de la técnica de la danza clásica en el estilo de Antonio, que creó para esta “suite” una estructura de ballet clásico para una coreografía de estilo bolero que ambientó en la corte real del siglo XVIII, época del compositor de la música, el Padre Soler. La versión completa de esta obra no había vuelto a los escenarios desde su estreno en el Teatro de la Zarzuela en 1982 y la posterior gira. “Me parecía que era una obra muy rica como para que siguiera en el baúl”, señala Olmo.
“Tampoco podíamos dejar de incluir el ‘Zapateado’, de Sarasate. Es el solo de flamenco estilizado que quizá le dio más éxito a Antonio Ruiz Soler, así como a muchos intérpretes de danza española que después lo han interpretado. Era su sello”, continúa.
Por su parte, “Fantasía galaica”, con música de Ernesto Halffter, es la pieza coral que cierra el programa “Centenario Antonio Ruiz Soler”. “Es una de mis obras preferidas de Antonio, porque creo que es redonda. Todavía no se ha vuelto a crear una obra así”, concluye. Ruiz Soler estilizó en esta coreografía los bailes gallegos, reinterpretando técnicamente los pasos y potenciando la estética teatral, combinando un paso a dos casi de ballet con una alborada final que evoca una muñeira tradicional.
Rosario, la artista que acompañó a Antonio desde sus primeros pasos en la academia de Realito, en Sevilla, hasta que creó su compañía en 1953, también está presente en este recorrido por la carrera del bailarín. Rubén Olmo ha recuperado en “Vito de gracia” el número que la pareja bailó en la película “Hollywood Canteen” en 1944.
El Ballet Nacional de España asegura que ha intentado “ser fiel en todo lo posible a la primera versión que estrenó Antonio de estas obras”, para lo que se ha estudiado el archivo audiovisual y se ha recuperado y adaptado el vestuario original de su montaje en los años 80. Asimismo se han reutilizado elementos escenográficos de otros montajes. Los arcos que representan el escenario palaciego en el que Antonio situó las “Sonatas” son un préstamo del Teatro Real. Corresponden a la escenografía diseñada por Daniel Bianco para la producción “Las bodas de Fígaro”.

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