El “Fuego” de Antonio Gades para apagar la emergencia del Teatro Real
Los días 22, 23 y 24 de octubre, el Teatro Real inaugurará su temporada de danza con el estreno de la coreografía de Antonio Gades inspirada en “El amor brujo”, de Manuel Falla
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Hablar de lo «gadesiano» y del espíritu de Antonio Gades, aunque la Academia todavía no se haya puesto a ello, es hacerlo de «una manera de interpretar el arte donde prima entender lo que ocurre en los silencios». Así al menos lo entiende María Esteve, actriz e hija del coreógrafo que, además, preside la fundación que lleva su nombre.
Primogénita del matrimonio del bailarín con Pepa Flores, a Esteve se le llena la voz de «orgullo» hablando del legado de su padre y de su manifestación más inmediata: entre los días 22 y 24 de octubre, a razón de dos sesiones por jornada, el Teatro Real de Madrid se encenderá gracias al «Fuego» que coreografió Gades inspirándose en «El amor brujo», de Manuel Falla, y que vimos en su versión cinematográfica gracias al pulso de Carlos Saura. Historia de la cultura española en una hora sin entreacto.
Ante la magnitud del legado del que es gestora, Esteve respira y explica: «Lo que quería mi padre era aprender a respetar las danzas populares, entendiendo de dónde vienen». Y sigue, sobre su manera de entender la danza: «Se trata de vaciarse de artificios. Hay que hacer que cada movimiento cuente y tenga un porqué y, a partir de ahí, dejar que cada bailarín encuentre su espacio».
Filosofía aparte, la coreografía de Gades que se presentará en el templo de la capital pasa por la emergencia sanitaria con la que vamos a tener que aprender a vivir: ante la imposibilidad de abandonar Alemania por las restricciones impuestas, el Ballet de Múnich se vio obligado a cancelar sus fechas en nuestro país.
El rescate artístico, con oropel y la solera en la dirección artística de Stella Arauzo, brinda pues la oportunidad perfecta para que el Real complete su idilio póstumo con un Gades que ya lució allí sus «Bodas de Sangre» o «Fuenteovejuna».
Es de agradecer, también, que la institución haya elegido huir de las telarañas de la parroquia anquilosada y se acerque a los jóvenes para romper con ese molde altivo que se le asocia de manera injusta. De esta manera, los menores de 26 años podrán acceder por apenas 20 euros a una función que, curada en salud, subirá el telón con la mitad del aforo y cumpliendo todas las medidas sanitarias.