Crítica de "Blitz": Steve MacQueen: arde Londres ★★ 1/2
Dirección y guion: Steve McQueen. Intérpretes: Saoirse Ronan, Benjamin Clémentine, Elliott Hefferman, Harris Dickinson, Kathy Burke, Paul Weller, Stephen Graham. Fotografía: Yorick Le Saux. Reino Unido, 2024. Duración: 90 minutos. Drama. Plataforma: Apple TV.
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Afirma Steve McQueen que ninguna de las imágenes que aparecen en “Blitz” se habían visto antes. No se habían visto mujeres inglesas trabajando en fábricas de armamento, no se habían visto bomberos apagando incendios en el Londres arrasado por los nazis, no se había visto el Café de París bombardeado. Si Steve McQueen insiste tanto en lo inédito de “Blitz”, tal vez sea porque piense que su película se parece demasiado a imágenes que ya se han visto.
Porque ese es su principal problema: que da la vaga impresión de que quizás la dirigió John Boorman y la tituló “Esperanza y gloria”, o que Terence Davies la imaginó mejor en cualquiera de los guiones bélico-poéticos que nunca llegó a realizar. “Blitz” tiene esa pátina de los grandes relatos nacionalistas que exigen estos tiempos convulsos en un cineasta comprometido que quiere ganar desesperadamente un Oscar. Comprometido con la memoria, con su identidad racial, con la historia de su país, McQueen ha filmado una película de prestigio, un gesto que no es precisamente revolucionario.
“Blitz” cuenta la historia de George (notable Elliott Heffernan), un niño de nueve años al que su amorosa madre, Rita (Saoirse Ronan), envía al campo. Es uno más del medio millón de niños que serán cuidados y protegidos por familias de acogida durante los bombardeos nazis en Londres, en septiembre de 1940.
“Blitz” cuenta, de hecho, su repentino viaje de vuelta en solitario, un odiseico descenso a los infiernos de la realidad que McQueen narra de forma episódica, procurándole una aventura a la vuelta de cada esquina, para que pueda aprender algo más, no necesariamente bueno, de la naturaleza humana. El director de la espléndida “Lovers Rock” es un sofisticado estilista, y nos procura imágenes inolvidables de las bombas cayendo como rayos de carboncillo que rasgan la pantalla, o de una manguera de agua moviéndose violentamente como una serpiente asustada, o episodios dickensianos que no eluden lo macabro, como los que lanzan a George a robar joyas entre cadáveres.
El innegable poderío de esos momentos no logra camuflar un desarrollo dramático más bien blando, durante el que el personaje de Rita queda eclipsado por el abanico de desgracias que atraviesa su hijo, como si de una versión pulcra y académica de “Marco, de los Apeninos a los Andes” se tratara.
Lo mejor:
La potencia visual de algunas ideas y la dimensión siniestra del episodio dickensiano.
Lo peor:
Le falta intensidad dramática y le sobra pomposidad académica.