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“El viaje a ninguna parte”: Aquellos quijotescos comediantes ★★★☆☆

Descripción de la imagenAlejandro Martínez VélezEuropa Press

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Autor: Fernando Fernán Gómez. Director: Ramón Barea. Interpretación: Patxo Telleria, Mikel Losada, Ramón Barea, Itziar Lazkano, Irene Bau, Aiora Sedano, Diego Pérez y Adrián García de los Ojos. Teatro Fernán Gómez, Madrid. Hasta el 3 de octubre.
No lo tenía fácil Ramón Barea para cautivar al público y a la crítica en su aproximación teatral a “El viaje a ninguna parte”, de Fernando Fernán Gómez. Aunque se esté celebrando este año el centenario del nacimiento del popular actor y autor madrileño, lo cual siempre contribuye a reactivar el interés por su obra, quizá sea el título escogido el menos indicado para espolear la curiosidad de los más avezados. Lo digo porque estos no solo conservan todavía bien impresa en la memoria la huella de la película que el propio Fernán Gómez rodó de su novela –el ornamento del cine siempre apabulla en relación a la esencialidad del lenguaje teatral–, sino que además han visto más o menos recientemente, y por tanto recuerdan, la potente adaptación para la escena dirigida por Carol López que produjo en 2014 nada menos que el Centro Dramático Nacional. Y este nuevo montaje de Barea no tiene, desde luego, la envergadura de aquel otro.
Sin embargo, el director no se ha amedrentado ante esos precedentes y ha hecho, sencillamente, lo mejor que podía hacer, que es centrarse en la sustancia argumental de la historia para volver a contarla del mismo modo; o, mejor dicho, para dejar que sea el autor, en boca de los actores, quien la cuente. Y no se puede negar que, a pesar de algunas limitaciones interpretativas en el desigual elenco, del acartonamiento en el diseño de ciertas escenas y de la aspereza en algunas transiciones, en el fruto de su propósito Barea mantiene intacta la verdad que late al fondo de esta historia de perdedores, y consigue con oficio que el espectador vuelva a beber todo su preciado jugo.
Tal ha sido la confianza del director en la potencia literaria de Fernán Gómez que ha querido usar de nuevo, sin temer las comparaciones de los resultados, la extraordinaria versión –con algún pequeño retoque– que hizo Ignacio del Moral para aquel gran montaje del CDN; y ha corrido ese riesgo porque esa versión va, precisamente, muy, muy directa al meollo dramático, al tiempo que acentúa, de paso, el lado más poético y metafórico de los personajes, unos cómicos ambulantes que convierten su vida, sin ser conscientes de ello, en una romántica lucha contra el paso del tiempo y el olvido.

Lo mejor

La propuesta va a la esencia de la historia y sabe plasmarla con agilidad.

Lo peor

Interpretativamente podía haberse sacado mucho más partido de algunos personajes y escenas.