Viñetas comprometidas
Las mujeres fuertes del cómic no llevan capa
Dos álbumes, «Madonas y putas» y «Soy su silencio» ofrecen personajes femeninos de gran valor y compromiso
Hace algún tiempo que las mujeres, y no hablamos de las viñetas que nos cuentan Marvel o DC, dejaron de ser comparsa en historias de todo tipo. Hace mucho tiempo que las mujeres han dejado de ser, por ejemplo, una suerte de Bianca Castafiore. Ellas tienen mucho que decir como personajes en lo que se está publicando estos días en el noveno arte. La casualidad ha hecho que coincidan en las librerías dos obras aparentemente distintas, pero que tienen en común una mirada común hacia el papel de la mujer. Son «Madonas y putas» de Nine Antico (Garbuix Books) y «Soy su silencio» de Jordi Lafebre (Norma Editorial). Este diario ha podido hablar con ambos autores.
Empecemos por el trabajo de Nine Antico y que ha logrado varios reconocimientos importantes, como el Premio a Mejor Cómic del Año de «Les Inrockuptibles» y el Gran Premio Artémisia 2024 al mejor cómic. Todo ello es gracias a una obra contundente que nos muestra a tres mujeres, tres relatos de tres jóvenes con nombres de santa que han acabado siendo martirizadas por su manera de actuar y pensar, demasiado avanzadas para su tiempo. Una es Agata, enviada por su padre a un sanatorio para alejarla del escándalo público que ha desatado el asesinato de su madre a manos de su amante. La segunda es Lucia, rapada y excluida de la vida social al término de la Segunda Guerra Mundial tras ser sorprendida con un soldado alemán. Y, por último, Rosalía, bajo protección policial por haber ayudado a desmantelar los clanes mafiosos de su pueblo. Sus andanzas están basadas en hechos reales.
«He querido hacer historias que den miedo, algo que hago a través de la transmisión de estas leyendas que pasan de generación en generación. Son historias que suceden en la vida real, por lo que juego entre lo fantástico y real para este libro. Juego también con la pregunta que da más miedo si la fantasía o la realidad», comentó Nine Antico a propósito de intenciones con su libro. El resultado final es, para Antico, algo parecido a «un documental. Todo lo que cuento está documentado., entre otras cosas porque me interesa mucho la vida real».
Pese a que el punto de partida de cada retrato es una santa, la artista definió a sus protagonistas como mártires, para añadir que «mártires hemos tenido demasiadas. Lo que hay que debemos hacer es buscar la justicia y la libertad sexual para las mujeres. Es lo que hay que hacer en estos momentos».
Por su parte, Jordi Lafabre, en «Soy su silencio», nos presenta un «thriller» ficticio en la Barcelona actual. Todo ello de la mano de Eva Rojas, una joven psiquiatra con trastorno bipolar, que se encuentra inmersa en una investigación policial con un asesinato cometido en la hacienda del clan vitivinícola Monturós.
¿Cómo surgió esta historia? el historia explicó a este diario que «el punto de partida fueron varios a la vez porque tenía varias ideas en el cesto. Quería hablar de las enfermedades mentales y el “thriller” es una ventana que te permite trabajar en la sociedad que te rodea, en este caso la que tenemos. He querido hacer como Manuel Vázquez Montalbán con la Barcelona de la Transición, hacerlo con la Barcelona actual. También quise acercarme a la enfermedad mental, y abordar la familia desde un punto de vista más material, hablar de la herencia que arrastramos, en este caso, en tres generaciones familiares».
La protagonista del álbum es un personaje de gran fuerza, que se plantea preguntas y que trata, contra viento y marea, de responderlas a toda costa, pese a los problemas que le puede traer su indagación. A este respecto, Lafabre explicó que «quería representar una mujer moderna, de este tiempo. Los ídolos de mi hija, que tiene 13 años, están en sus treinta y que es la edad de mi personaje. Son mujeres muy preparadas, muy fuertes, muy desinhibidas. Me fijo, por ejemplo, en Billie Eilish, Rosalía, cineastas, escritoras, que se han quitado el peso de la opinión de los demás. Eva es un personaje con fragilidades y dudas y las trabaja a través de sus propias decisiones. No quería caer en el tópico de hablar de autobiografía. Además, yo soy más cobarde que Eva. Ella es un personaje divertido de escribir.»
Es tentador preguntar al artista si hay una intencionalidad feminista al dibujar a su protagonista. A este respecto comentó que «el toque feminista viene por sí solo, pero las mujeres van abriéndose camino y me parece perfecto. No quería darle un tono político porque no nació así. El personaje tiene su propia entidad».
Dos creadores distintos, dos enfoques diferentes en cuanto a narrativa y dibujo, pero unidos por el mismo tratamiento sobre el papel y la reivindicación de la mujer. Dos obras necesarias para saber dónde estamos.
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