Lo más habitual, cuando se habla de coleccionar algo relacionado con Salvador Dalí, sea intentar lograr uno de sus trabajos originales. Es decir, el coleccionismo se limita a su obra plástica: pintura, grabado, dibujo y escultura. Es algo que incluso puede extender a su abundante y reivindicable producción literaria. Todo esto es lo que construyó el pintor surrealista.

Sin embargo, hay quien piensa que el interés por tan gran autor pueda vincularse a otros aspectos, incluso a aquellos que son capilares. A través de una conocida página web dedicada a la subasta y venta de objetos de tipo se ofrece un mechón de cabellos del padre de los relojes blandos. Se piden por ellos 13.000 euros.

¿De dónde salen estos pelos? ¿Cómo podemos saber que son auténticos? La procedencia es ciertamente curiosa y se relaciona con uno de los personajes más peculiares que tuvieron algo que ver con la etapa final de Dalí. Los cabellos fueron cortados el 9 de enero de 1987 por el desparecido peluquero Lluís Llongueras quien fue un habitual del castillo de Púbol y de Torre Galatea durante la última y larga enfermedad del pintor. Se trata de la última vez que Llongueras llevó sus tijeras y peines a la residencia del artista.

El famoso peluquero se encargó de divulgar durante años esos encuentros con el pintor hasta el punto de, por ejemplo, hacer ostentación de ello en sus establecimientos en 2004, durante la conmemoración del centenario del nacimiento de Dalí. Igualmente no le importó exponer las tijeras usadas y el mechón de pelos canosos.

Cuando estalló la inexplicable controversia de que el pintor podía haber tenido una hija y, por tanto, era necesario su ADN, Llongueras aseguró al autor de estas líneas que se prestaba generosamente a dejar alguno de los cabellos que conservaba para que se extrajera la documentación genética. Nadie de la Fundació Gala-Salvador Dalí se puso en contacto con él pese a la buena predisposición del peluquero.

El que disponga de 13.000 euros y quiera tener un recuerdo capilar del pintos, puede ahora hacerse con él. El vendedor, que se encuentra en Arenys de Munt, se compromete a no cobrar por los gastos de envío.