Turismo
Las piscinas saladas de Aragón que te harán sentir como en el Mar Muerto
Estas piscinas han revitalizado la antigua tradición salinera de la localidad, atrayendo a visitantes que buscan tanto relajarse como beneficios para la salud
El Mar Muerto es, sin duda, uno de los destinos estrella que debemos visitar a lo largo de nuestra vida. Con aguas azul celeste que te permiten flotar sin esfuerzo y propiedades terapéuticas el Mar Muerto es una auténtica maravilla en la frontera entre Israel y Jordania. Aunque con las circunstancias actuales quizás el sueño de bañarse en las aguas del Mar Muerto se aleja, en Aragón contamos con una experiencia muy similar. En definitiva no hace falta viajar tan lejos.
Se trata de las piscinas de sal de Naval, un lugar ubicado a pocos kilómetros de Huesca, en la comarca del Somontano. Esta pequeña localidad, situada a más de 600 metros sobre el nivel del mar es famosa por sus salinas desde hace siglos. Durante la Edad Media, la extracción de sal fue una actividad económica indispensable para la región, y la importancia de sus salinas llegó a ser comparable con el valor que tiene hoy el petróleo para la economía mundial.
Las piscinas de sal de Naval
Naval cuenta con un complejo de cinco piscinas en las que se puede disfrutar de un baño flotante, rodeado de hamacas. El agua salada que emerge de sus manantiales, utilizada para la producción de sal, también se ha convertido en un espacio de relajación y bienestar. Los baños en estas aguas ayudan a combatir problemas de estrés, insomnio, depresión y fatiga, además de ser beneficiosos para la piel y el sistema locomotor.
Además de la experiencia del baño, la visita a Naval permite disfrutar de un paisaje natural y descubrir la tradición salinera de la región, que tiene siglos de historia. La extracción de sal en esta localidad es un proceso artesanal que continúa hasta el día de hoy, y los visitantes pueden conocer de primera mano cómo se recolecta la famosa "flor de sal.
Historia de las piscinas de Naval
La primera mención de las salinas de Naval se remonta al año 1094, y a lo largo de los siglos su sal se convirtió en una de las más codiciadas. En 1274, el rey de Aragón concedió a la villa un privilegio que le otorgaba el monopolio de la venta de sal en la región, lo que catapultó a Naval a una posición de poder económico. Con este monopolio, la sal de Naval se comercializaba por todo el territorio aragonés y más allá, convirtiendo a la localidad en un punto clave del comercio.
Hoy en día, aunque la producción de sal ha disminuido, Naval sigue manteniendo viva esta tradición, ofreciendo productos de alta calidad, como la flor de sal, muy apreciada en la alta cocina.
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