Historia

Desde los celtas hasta los romanos: el misterio tras el nombre del río Ebro

El Ebro es un símbolo de orgullo para muchas regiones de la península ibérica, especialmente para Zaragoza, que se levanta y prospera alrededor de sus aguas

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El río Ebro es un símbolo de Zaragoza y un elemento indiscutiblemente esencial para la vida y la historia de las regiones que recorre. Con sus 910 kilómetros de longitud, no solo es el segundo río más largo del país, sino también el más caudaloso y un recurso natural clave para el desarrollo económico, social y cultural.

Desde su nacimiento en Fontibre, Cantabria,hasta su desembocadura en el Mediterráneo, el Ebro atraviesa seis comunidades autónomas, desempeñando un papel indispensable en la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica. Sin embargo, además de su importancia funcional y simbólica, el Ebro guarda un misterio: el origen de su nombre. Existen varias teorías sobre cómo este gran río recibió su denominación reflejo de las diferentes culturas que han pasado por la península ibérica.

Un vínculo con los íberos: el topónimo "Hiber"

Una de las teorías más aceptadas es que el nombre "Ebro" deriva del término "Hiber", que los romanos adaptaron como Hiberus flumen. Esta denominación está vinculada con los íberos, una de las civilizaciones más antiguas que habitaron la península antes de la llegada de los romanos. De hecho, el término "Hiber" no solo sirvió para designar al río, sino que también dio nombre a la península ibérica.

Bajo esta perspectiva, el Ebro no es solo un río, sino que representa la conexión entre los primeros pueblos que habitaron estas tierras y su relación con el entorno natural.

La teoría de los griegos: el río Evros

Otra teoría intrigante conecta el nombre del Ebro con el río Evros, situado en la región de Tracia, en la actual Grecia. Según esta hipótesis, los antiguos colonos griegos, al llegar a la península ibérica, pudieron haber nombrado al río en honor a este curso de agua de su tierra natal, ya que la similitud fonética entre "Ebro" y "Evros" refuerza esta idea.

Esta teoría se basa en la influencia de las civilizaciones mediterráneas en la península ibérica, destacando cómo los primeros exploradores trajeron consigo no solo sus conocimientos, sino también sus nombres y tradiciones.

El término "Aber" o "Avar"

Finalmente, otra hipótesis popular del nombre "Ebro" podría estar relacionado con la palabra celta Aber o Avar, que significa "confluencia de aguas" o "desembocadura". Este término aparece en numerosos lugares de origen celta, sobre todo en zonas costeras o en las cercanías de ríos importantes. Por ejemplo, en Galicia y en Gran Bretaña encontramos topónimos como Aberystwyth o Aberdeen, ambos relacionados con la unión de ríos o aguas.

Si esta teoría es correcta, el nombre del Ebro estaría vinculado directamente a su papel como un gran colector fluvial, que une numerosas corrientes de agua antes de desembocar en el Mediterráneo.