Sociedad
Santiago del Valle: el asesino de la niña Mari Luz es un preso modélico
El pederasta condenado por el crimen estudió Derecho y niega los hechos en sus memorias
El 13 de enero de 2008 murió la niña onubense Mari Luz Cortés, causando una gran conmoción nacional que hizo tambalearse, incluso, a la diosa Justicia tras una serie de errores judiciales que motivaron que su asesino, Santiago del Valle, estuviera en la calle cuando debía estar cumpliendo una condena previa. Una serie de catastróficas desdichas cambió el itinerario vital de la menor de etnia gitana y de su familia y abrió paso a la prisión permanente revisable. Su padre emprendió un peregrinaje, con fonda en la política incluida, para tratar de endurecer las leyes y el asesino empezó a cumplir la pena de 22 años de cárcel por el secuestro y muerte de la joven el 3 de julio de 2019. Sin beneficios penitenciarios, la Fiscalía alejó la puesta en libertad de Del Valle hasta 2041, dentro ahora de 17 años. Mientras tanto, la vida del pederasta y asesino se encuadra en la «normalidad» de la rutina en prisión en el penal de Herrera de La Mancha, en Ciudad Real.
Del Valle se encuentra en el módulo 2, el de respeto, al igual que muchos de los presos mediáticos que allí se localizan, explicaron a LA RAZÓN fuentes penitenciarias. «Su comportamiento es bueno, no da ningún tipo de problema», informaron. Se trata de un preso «respetuoso», en la misma línea «que esta clase de presos mediáticos». «La realidad es que día tras día es lo mismo, habitualidad y monotonía», resumen.
«Total normalidad» fueron también los términos empleados en su día para definir la vida en prisión de otro de los compañeros de penal de Del Valle, en este caso de Miguel Carcaño. Por su carácter, el asesino confeso de Marta del Castillo –de cuyo crimen este 24 de enero se cumplen 15 años– aparenta incluso estar más integrado: «Es un interno que lo lleva muy bien», perfectamente adaptado. «No da ningún problema». Miguel, además, trabaja en la panadería, donde recibe un sueldo mínimo que, al menos durante un tiempo, fue utilizado para pagar la indemnización y el pago de la búsqueda a los que fue condenado. La panadería de la prisión está en su propio departamento. Miguel tenía pareja y comunica vis a vis con ella. Además de con Carcaño, Del Valle ha compartido recreos encerrado en el centro penitenciario de Herrera de la Mancha junto con otros presos protagonistas de la crónica negra española reciente como Tony King, el asesino de Sonia Carabantes y Rocío Wanninkhof; Antonio Ortiz, el pederasta de Ciudad Lineal; o Pedro Luis Gallego, el «violador del ascensor», condenado por asesinar a dos jóvenes y por una veintena de abusos sexuales. La Audiencia de Huelva condenó en 2011 a Santiago del Valle a 22 años de prisión por el asesinato de Mari Luz, que empezó a cumplir más tarde por las condenas previas que acumulaba.
Del Valle, obsesionado con las leyes, en principio, se matriculó en Derecho para cursar la carrera a través de la UNED, aunque cuando trascendió este hecho no llegó a hacer el examen. Durante mucho tiempo siguió defendiendo su inocencia y habría solicitado el tercer grado para salir de prisión y pernoctar en un Centro de Inserción Social, algo que se le denegó ya que, al cumplir penas previas, no había llegado al tercio de la condena.
El padre de Mari Luz siempre apuntó que el asesinato de su hija fue «una llamarada» que permitió a la sociedad darse cuenta de los problemas del sistema judicial y la pederastia. En prisión, Del Valle ha escrito también unas memorias, en las que admitiría los abusos a menores pero refiriéndose a Mari Luz como «esa criatura que murió, ante todo que Dios la tenga en su gloria, pero que yo sea el culpable, eso lo saben bien que yo no he sido».
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