Opinión I Méritos e infamias

Culpables del Algarrobico

"Tanto el Gobierno como la Junta deben asumir que si quieren que el Ayuntamiento retire la licencia deberán llegar a un acuerdo con la empresa constructora"

Aspecto que presenta actualmente el hotel El Algarrobico, en Carboneras (Almería), cuyo derribo planea el Gobierno
Aspecto que presenta actualmente el hotel El Algarrobico, en Carboneras (Almería), cuyo derribo planea el GobiernoEPEP

María Jesús Montero (MJM) se queda sin balas en Andalucía porque todas se las manda a Cataluña, donde les dosifican a los socialistas que mandan en la Moncloa el Gobierno. «Una mica més», le susurra al oído Puigdemont a Pedro Sánchez. Y su figura y peticiones funciona, en términos políticos y ontológicos, como una suerte de sortilegio que anima las jornadas periodísticas.

Nada más, porque al final la lógica de la realidad se impone. Esto es una perogrullada como decir que el agua moja o que con el frío te pelas. Pero si miras lo que de verdad le ha dado el Gobierno de Madrid a los independentistas catalanes es muy poco, casi nada más allá de la libertad de los indultos. Un artilugio que sirve, ya digo, para animar el fuego de la polémica y frenar el victimismo.

Por eso que vuelva el debate sobre el futuro del Algarrobico sólo sonroja a los que sabemos que el hotel se construyó y no se derriba simplemente porque no existe una voluntad real de acabar con él. Es un instrumento muy valioso, en realidad lo era, para ocupar espacio en los medios de comunicación, pero muy poco más, ya que si el Ayuntamiento de Carboneras quiere mañana se acaba la vaina, declarando nula la licencia que permitió levantar el mastodonte. Porque todo lo que se hizo en la playa de Almería fue legal, «requeteplurimuchilegal», vamos, y así lo indicó el Tribunal Supremo en 2003. Concretamente, lo que dijo fue «plenamente legal» y además con el aplauso de la mayoría de la población de la zona que entendió la llegada de ese negocio como una oportunidad para crecer económicamente.

Tanto el Gobierno como la Junta deben entender y asumir que si quieren que el Ayuntamiento, por algo no lo hace, retire la licencia deberán de intentar buscar la manera para llegar a un acuerdo con la empresa constructora y acabar con el embrollo. Si es que quieren, claro, si no, sólo servirá de decorado, forillo o trasera constante para las patéticas actuaciones de, un sesgo u otro político, que durante casi veinte años sólo consiguen hacer el ridículo ante las olas del Mediterráneo por un puñado de votos.