Sociedad
El Burro-taxi: el icono de Mijas frente a los animalistas
El Consistorio costasoleño defiende que el bienestar animal está «más que garantizado»
Es todo un icono de la Costa del Sol, desde que en la década de los 70 un grupo de trabajadores que utilizaban equinos como medio de locomoción para regresar a sus casas fuera requerido por turistas ávidos de inmortalizar la entonces insólita estampa. No quedó en simples retratos y se avanzó en la idea de dar forma en el plano turístico al planteamiento.
Fue entonces tomando forma el servicio municipal de burro-taxis, que, más de medio siglo después, es todo un símbolo asociado a la localidad malagueña de Mijas, con más de 60 burro-taxis y un aparcamiento reglado en el que se da descanso a los animales y sus ocho carruajes.
Pese a lo atractivo del servicio, que ofrece paseos al precio de entre 15 y 25 euros, no han sido pocas las veces que formaciones ecologistas han cuestionado las bondades del mismo denunciando además el «maltrato» que, en palabras del partido animalista Pacma, sufren los animales.
Con el argumento de que se les utiliza «de sol a sol» y «sin ningún tipo de asistencia veterinaria», la formación política urge a la Administración local a poner fin a una utilización que produce en los animales «numerosas úlceras y erosiones costrosas en la piel».
Desde el Ayuntamiento mijeño niegan la mayor y sostienen que el bienestar de los equinos está «más que garantizado» a partir de controles veterinarios, desde que años atrás se pusiera en marcha una mesa de trabajo, en la que estaban integrados los partidos que conforman la Corporación municipal, colectivos como el Refugio del Burrito e incluso el Colegio de Abogados de Málaga, según el concejal de Transportes y Movilidad, Nicolás Cruz.
Tras dos años de pandemia en los que el turismo, y por ende el servicio de burro-taxi, ha estado prácticamente «inactivo», a día de hoy «se ha reactivado con toda la normalidad y con el control y seguimiento que desde el Ayuntamiento hacemos del mismo», señaló el edil. Por ello, el Consistorio, acoge «con sorpresa las declaraciones de Pacma, en cierta medida injustas, toda vez que cuidamos al extremo a los animales, aun coincidiendo en la necesidad de seguir avanzando en su bienestar y erradicar cualquier forma de maltrato». El servicio está integrado por un total de 61 animales, que son utilizados «por miles y miles de personas cada año» en lo que representa, según Cruz, «todo un emblema de Mijas pueblo, del que son santo y seña». Además, desde el Ayuntamiento, se han puesto en marcha campañas de concienciación en colegios e institutos de la localidad “para que los niños y no tan niños, conozcan a la perfección la idiosincrasia del servicio y, más allá de que se puedan generar confusiones, tenga claro que se da un buen uso del servicio”.
ORDENANZA
Desde hace más de dos años, el servicio de burro-taxi pende de la ordenanza municipal que garantiza el bienestar de los animales, y que fue aprobada en consenso con arrieros y diferentes colectivos animalistas.
En ella, se establece la intensificación de los controles veterinarios, mejoras de las condiciones higiénicas de las cuadras y paradas, intensificación de las medidas de inspección y control veterinario por parte del Ayuntamiento, o la limitación de peso a 80 kilos máximo para subir a lomos de un burro, entre otros.
El documento regula además los horarios de trabajo: de 9:00 a 18:00 en otoño e invierno y de 8:30 a 21:30 en primavera y verano, con un descanso obligado entre las dos y las cinco de la tarde y por turnos.
De igual modo, recoge la existencia obligatoria de botiquín o espacio para que los burros puedan tumbarse, jugar o corretear en el establo habilitado para su descanso. Los equinos, tienen garantizado el acceso a agua 24 horas al día y la cuerda con la que estén atados debe tener un juego mínimo de 30 centímetros para que puedan mover la cabeza y, de esta manera, ahuyentar a las moscas.
Además, y desde hace años, el Consistorio colabora de manera periódica con la Fundación Mijas Donkey, que realiza controles a los équidos e implementa los tratamientos que se derivan de cualquier necesidad que detecte, como medicación para resfriados, herrado de cascos o desinfección de heridas.
No en vano, la Fundación costasoleña colabora de manera recurrente con la alimentación de los burro-taxis, aportando periódicamente pienso para los mismos y, hace algo más de un año, abrió las puertas de Donkey Dreamland, “refugio” para pollinos que hayan sido abandonados o requieran de cuidados sanitarios.
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