Escapada al Caribe
Samaná: el tesoro virgen de República Dominicana
Viajamos al corazón de este paraíso caribeño con playas de ensueño para recorrer en kayak el parque natural de Los Haitises y atravesar la espectacular selva en buggy
Es probable que lo primero que se le venga a la cabeza al escuchar hablar de República Dominicana sea Punta Cana, uno de los destinos más populares del país. Sin embargo, si lo que busca es un remanso de paz, conexión con la naturaleza, playas de arena blanca y agua turquesa dignas del mejor de sus «posts» en redes, ese lugar tiene otro nombre: Samaná.
Esta península dominicana ubicada al noreste del país es el tesoro virgen más codiciado de la isla. Aquí las playas son mucho más que simples escenarios de ocio y sol. Sus maravillas naturales se fusionan con una tradición cultural que se palpa en cada rincón y el ecoturismo se convierte en la clave de su éxito con más del 65% de su territorio protegido para salvaguardar su biodiversidad. Empezamos aquí un viaje al corazón de la esencia de un país en el que el tiempo cobra una nueva dimensión. Los ritmos pausados de sus lugareños y la filosofía del disfrute tocan su clímax.
Aterrizamos en el aeropuerto de Samaná (el turoperador Soltour es el único que organiza vuelos directos desde España y Portugal durante los meses de julio agosto y septiembre, si no, existe la opción de volar hasta la capital, Santo Domingo) para comenzar una experiencia única para los sentidos. El primer reclamo es, sin duda, sus playas desérticas (y libres de sargazo) donde la masificación turística es inexistente. Samaná cuenta con 36 playas registradas que suman un total de más de 44 kilómetros.
Hacemos una parada en Playa Morón, ubicada en el área de Las Terrenas, pero alejada de la civilización y donde, probablemente, no se cruzará con ninguna persona. Allí podrá darse un silencioso baño en sus aguas mansas.
Sus encantos rivalizan con la popular Playa Rincón, otro de los destinos imprescindibles de Samaná. Catalogada por la UNESCO como la décima playa más bonita del mundo, cumple con creces las expectativas. Más de cinco kilómetros de arena que vale la pena recorrer (al menos una buena parte de ellos) para sentirse «rulay» (muy bien), como dicen los dominicanos, entre los centenares de cocoteros.
Aunque resulta complejo decantarse por otras dos playas, ya que todas merecen una visita, quizá deban apuntar como imprescindible la de Aserradero, en Las Galeras, y Playa Bonita donde no deben olvidar su equipamiento de esnórquel para gozar de la variedad de peces que habitan en estas aguas cristalinas. Si les gusta la aventura, alquilen unos buggies para atravesar la selva y desembocar en alguna de las magníficas playas.
Otro de los lugares obligatorios y que todo visitante no debe pasar por alto es el Parque Nacional Los Haitises: 1.600 kilómetros cuadrados de formaciones rocosas en la Bahía de Samaná, que ha sido inspiración de películas como «Parque Jurásico» o Avatar, así como enclave para el rodaje de realities como «La isla de los famosos».
Aunque antes de llegar al puerto de Santa Barbara, donde cogeremos un barco que nos lleve hasta allí, hacemos una pequeña parada en este poblado para conocer de primera mano la cultura local, sus tradiciones y mercados. Los puestos de fruta conforman un crisol de colores, olores y sabores. Prueben alguna de ellas, como el jobo, el mango o la chinola (que nosotros conocemos como maracuyá).
Las fábricas de puros son también un curioso reclamo. Por ejemplo, en Las Ballenas Cigar House, sus responsables muestran su artesanal modo de enrollar estos puritos, que también elaboran en versiones aromatizadas con frutas infusionadas de la zona. De hecho, República Dominicana es el principal país exportador de puros. Cerca de esta fábrica se halla el Museo de las Ballenas Jorobadas, especie que acude a esta bahía para reproducirse, por lo que no es complicado «toparse» con una de ellas en época de apareamiento.
Si les aprieta el hambre prueben su pica pollo, o un rico «peje» (pescado) al coco. Es más, si quieren disfrutar de platos tradicionales con una vista de escándalo reserven en Monte Azul, un restaurante con una panorámica 360.
Hotel "adults only"
De vuelta al Malecón para embarcar rumbo a los Haitises, nos decidimos a reservar una actividad de kayak para recorrer el parque natural, y es que navegar entre los manglares que custodian sus formaciones rocosas no tiene precio. Hacemos una parada en la cueva de San Gabriel, que tiene categoría de catedral por sus impresionantes estalactitas y estalagmitas que la cincelan. Un lugar que sirvió de guarida para los aborígenes y que hoy en día es uno de los principales puntos de interés de esta obra de arte de la naturaleza con más de 50 millones de años de historia, en cuyas grutas pueden hallarse tallados y pinturas rupestres.
Los Haitises suponen el cénit de la inmersión natural que todo turista debe practicar en Samaná. Sin embargo, las actividades de conexión con su ecosistema son muy variadas. Practicar tirolinas, por ejemplo, en la zona de Limón, desde donde pueden divisar las grandezas de los Haitises desde las alturas, es otro de los «must».
En cuestión de alojamiento, en esta península dominicana la oferta es variada. Una opción es Bahía Príncipe Grand El Portillo, enfocado a un huésped con perfil más familiar. Ubicado en Las Terrenas, a los pies de una de las playas más espectaculares y kilométricas de la zona, cuenta con más de 600 habitaciones y ofrece el régimen de todo incluido, con tres piscinas y siete restaurantes.
Aunque si lo que busca es un alojamiento más tranquilo, la opción puede ser el Viva Wyndham V Samaná Wyndham Hotels & Resorts, un «adults only», donde el silencio impera en cada rincón. Frente al primero, que muestra una decoración más tradicional, este segundo combina la esencia del país con la modernidad en sus diseños. Un chapuzón en su piscina rodeada por camas balinesas mientras disfruta del atardecer con una piña colada o un «frozen» margarita en mano es uno de los placeres más irresistibles.
Seguro que a estas alturas estarán preguntándose por el precio a pagar por disfrutar de este viaje al epicentro de la tranquilidad que supone Samaná. Pues bien, en el caso de optar por la propuesta que ofrece Soltour con vuelo directo, el precio varía en función de la salida y el paquete escogido, partiendo de los 995 euros, con todo incluido.
Una escapada al alcance de todos los bolsillos para disfrutar de la magia del Caribe más desconocido y de sus lugareños más «bacanos».