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Viajes

Exprimir los últimos retazos del verano en la hipnótica Grecia

Atenas, con su mezcla de historia antigua y vibrante vida moderna, es el punto de partida ideal a la aventura

Vistas de la majestuosa Acrópolis de Atenas Dreamstime

Cada vez son más los viajeros que en los últimos retazos del verano a finales de agosto y septiembre se lanzan a la aventura de realizar un viaje sin tenerlo preparado para despedir sus vacaciones. Y es que existen destinos que tientan a esto. Sí, normalmente son aquellos con una gran infraestructura turística aún en verano, ya que facilita organizar una escapada improvisada en esta época. Grecia, sin duda, es uno de esos destinos.

Lo cierto es que cualquier época del año es buena para descubrir Grecia, sin embargo, finales de agosto, septiembre o incluso octubre, cuando el otoño ya ha hecho acto de presencia, son magníficos momentos porque el clima es muy agradable y hay menor concentración de turistas. Además, se celebran diferentes eventos que pueden servir como aliciente, por ejemplo, en la bonita ciudad de Tesalónica en septiembre tiene lugar la Fiesta del Vino y el día 28 de octubre el «Día del No», fiesta nacional en toda Grecia que conmemora el «no» al ultimátum de Mussolini en plena Segunda Guerra Mundial, además de las exitosas contraofensivas griegas.

Atenas, la capital y el corazón de Grecia, es un punto de partida perfecto para comenzar a explorar este fascinante país. Con su mezcla de historia antigua y vibrante vida moderna, ofrece una experiencia rica y diversa que marca el tono para el resto del viaje.

La primera parada, como no podría ser de otra manera, es la majestuosa Acrópolis, símbolo de Atenas y toda Grecia. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra en una colina que domina la ciudad y alberga monumentos históricos de gran relevancia como el Partenón. Este templo, dedicado a la diosa Atenea, fue construido en el siglo V a. C. y es un testimonio impresionante de la arquitectura griega antigua, así como sus otros espacios, tales como el Templo de Atenea Niké o el Erecteion, famoso por sus columnas en forma de mujeres. A pocos pasos, el Museo de la Acrópolis es una visita obligada no solo por su extensa colección, sino por las vistas de la colina sagrada que regala su terraza panorámica.

A continuación, la ruta lleva al Ágora Antigua, que en su tiempo fue el centro cultural, político, comercial y social de Atenas. Hoy en día, las ruinas del Ágora aún conservan su encanto, destacando el Templo de Hefesto, uno de los templos dóricos mejor conservados de Grecia, y el museo del Ágora, que expone objetos encontrados en el sitio.

Para los amantes de la historia, el Museo Arqueológico Nacional de Atenas es imprescindible. Alberga una de las colecciones más impresionantes de objetos antiguos, desde el Neolítico hasta el final de la época romana. Entre las piezas más destacadas se encuentran la Máscara de Agamenón y la estatua de Zeus y la de Poseidón. Otras paradas culturales muy recomendadas son el Museo Numismático, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo y el Museo de la Guerra de Atenas. No hay duda de que la cultura es uno de los grandes reclamos de esta histórica y fascinante ciudad.

Atenas, origen del mundo que hoy conocemoslarazon

Pero también hay planes para el descanso, como pasear por los preciosos Jardines Nacionales de Atenas. Situados junto al Parlamento y la emblemática Plaza Sintagma, es un refugio de tranquilidad en medio de la ciudad. Y para una experiencia de compras, nada mejor que ir a la calle Enmou, que conecta la mencionada plaza con el distrito de Monastiraki. En la que es la principal arteria comercial de Atenas se dan cita tanto tiendas locales como de marcas internacionales.

Y aunque quedaría mucho por ver en Atenas, como el barrio más antiguo, el de Plaka, o el Ágora Romana, un imperdible antes de abandonar esta capital es subirse a la Colina de Filopapo o a la Licabet. Y es que desde estos puntos se obtienen unas espectaculares vistas. Ver la ciudad a los pies y con el atardecer de fondo es una de las imágenes más bellas que regala Atenas.

Monasterio de Osios Loukás, un tesoro bizantino

A tres horas en coche de la urbe, el Monasterio de Osios Loukás se alza como una joya bizantina desconocida para el gran público. Se encuentra cerca del municipio de Distomo, en la prefectura de Beocia, y su impecable arquitectura bizantina, el refinamiento de su delicada decoración, así como sus espectaculares y muy bien conservados mosaicos le sirvieron para ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En el interior, hay dos iglesias, la de Agia Panagia y Agia Loukás, donde se encuentran las reliquias del santo y unos maravillosos mosaicos sobre fondo dorado. También hay un interesante museo.

Tampoco desmerece el exterior. Rodeado de montañas y olivares, es un entorno que ofrece una atmósfera de paz y serenidad de la misma forma que lo hace el propio monasterio, de donde emana una energía muy especial.

Y para quienes pasen más tiempo en el país helénico, una visita rápida a Delfos, ubicada no muy lejos del monasterio, puede complementar perfectamente la excursión. Delfos, considerado por los griegos el «ombligo del mundo» en la antigüedad, alberga el famoso Oráculo de Delfos y ofrece una rica experiencia arqueológica con los restos del Templo de Apolo y el Teatro de Delfos.

Grecia espera al viajero y no le importa que este llegue sin avisar. Cada uno de sus rincones es una invitación a vivir una experiencia inolvidable. Ya sea a finales de verano o ya en otoño, si está buscando un destino para una escapada improvisada Grecia es un acierto seguro.