Cualquiera de estas visitas ha de completarse con una buena recompensa a la mesa. Castilla-La Mancha es una tierra de sabores contundentes y recetas transmitidas de generación en generación. Desde las típicas berenjenas de Almagro hasta los quesos manchegos y, por supuesto, el cordero asado o las migas, son solo algunos ejemplos de cómo una escapada de fin de semana puede convertirse en un viaje para todos los sentidos.
Y qué decir del maridaje con sus vinos: muchos de ellos se producen aún en bodegas familiares que, haciendo gala de la hospitalidad de esta región, abren sus puertas a los visitantes para invitarles a descubrir los secretos de este elixir. La denominación de origen La Mancha y otras regiones vinícolas de Castilla-La Mancha ofrecen vinos que sorprenden por su carácter y calidad.