Turismo
¿Se va la Organización Mundial del Turismo de España?
Existe un riesgo cierto de que España deje de ser la sede de la OMT, perdiendo la única Agencia de las Naciones Unidas, y la capitalidad mundial del turismo
Cuando me llegó la primera noticia a la que se refiere el título de este artículo la deseché por considerarla inverosímil e, incluso, increíble. La incredulidad se trocó en preocupación cuando nuevas noticias se añadieron a la inicial, que dieron pasó a contactos para tratar de contrastar las alarmantes noticias con personas que por su posición relevante disponen de información fiable. Los nuevos datos aportados corroboraron que, desgraciadamente, existe un riesgo cierto de que España deje de ser la sede de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Estos datos se refieren a dos factores.
En primer lugar, los intentos de arrebatar la sede de la OMT a España no son una novedad. Ya se produjeron en varias ocasiones anteriores por parte de países que aspiran a tener una mayor proyección internacional y que consideran que el turismo constituye una plataforma muy adecuada para alcanzar ese objetivo, al ser la actividad turística clave para la conectividad internacional, un sector básico de la economía mundial y un factor primordial de cooperación y desarrollo económico y social de los países.
En segundo lugar, la lentitud del Gobierno español en atender la solicitud de una nueva sede de la Organización en Madrid proporciona el pretexto que serviría para justificar la búsqueda de otro miembro de la OMT más dispuesto a atender sus necesidades. A pesar de la labor desarrollada por la Administración turística española para atender a las necesidades de la OMT, la lentitud en la tramitación administrativa y la interferencia de otros Ministerios han prolongado inexplicablemente la cumplimentación del acuerdo alcanzado con la OMT para acogerla en el Palacio de Congresos de Madrid, en el Paseo de la Castellana, que permanece cerrado y sin actividad desde hace años.
Sería una ironía de la Historia que esta amenaza de abandono de la OMT se cumpliera en estos momentos. La captación de la OMT para que estableciera su sede en España fue un éxito debido a la visión y al esfuerzo de unos políticos y unos funcionarios, fundamentalmente de la Administración turística, nunca debidamente reconocidos y agradecidos, en un momento en que la imagen de España, con el régimen franquista y en plena Guerra fría, no favorecía que la iniciativa tuviera éxito. Paradójicamente su marcha, en caso de tener lugar, se produciría cuando España es una democracia consolidada, que fue capaz de hacer una transición de la dictadura a la democracia que se ha constituido como ejemplo a seguir, y cuando nuestro país encabeza al turismo mundial tanto en sus estadísticas fundamentales como en el ranking de competitividad del Foro Económico Mundial. España perdería la única Agencia de las Naciones Unidas, y la capitalidad mundial del turismo, y con ella la capacidad de influencia de nuestro país en un sector que ha demostrado su capacidad para resistir a las crisis de todo tipo. España perdería su puesto permanente den el Consejo Ejecutivo de la OMT, el único puesto permanente que tiene España en el sistema de las Naciones Unidas.
La captación de la sede de la OMT se produjo en un contexto en que se tenía plena conciencia que el turismo era un instrumento fundamental para el desarrollo de la economía nacional y un factor esencial para el bienestar de la sociedad española, tal como se ha demostrado en la historia de éxito de nuestro turismo, capaz de alcanzar una posición de liderazgo mundial y conseguir la expansión internacional de nuestras empresas turísticas. Es difícil defender que esta valoración del turismo se mantenga actualmente si nos atenemos a las manifestaciones de algunos miembros del Gobierno y a la escasa atención que ha prestado al sector, el más afectado por la pandemia, y esta por ver que proporción de los fondos europeos se van a dedicar a la imprescindible exigencia de hacer la actividad turística más sostenible, más digitalizada, y con mayor valor añadido. Es legítimo preguntarse si existe conciencia en el Gobierno de que el turismo es fundamental e imprescindible para recuperar el nivel de actividad de la economía nacional y reforzar nuestra presencia internacional.
El impacto negativo para el turismo español en caso de que la OMT abandonara España sería gravísimo, tanto a nivel interno, como a la imagen de España como líder del turismo mundial. Sería un fracaso diplomático, político y económico sin paliativos.
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