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“Las chicas del cable”: La llamada de la revolución
Se estrena la cuarta temporada de “Las chicas del cable” con Carlota como aspirante a la alcaldía de Madrid en los primeros años de la II República
Fue la primera serie original española de Netflix y ahí sigue, con el estreno de su cuarta temporada 24 episodios después y con ocho por delante. Es una de las cosas que más enorgullece a una de sus protagonistas, Ana Fernández (Carlota): «Lo habremos hecho mejor o peor pero es un legado bonito. Puede que no tengamos una locura de seguidores –se refiere sin nombrarla a «La casa de papel»– pero fuimos las pioneras». En esta entrega Lidia (Blanca Suárez), Ángeles (Maggie Civantos), Carlota (Ana Fernández), Marga (Nadia de Santiago) y Sara (en las últimas temporadas es Sergio, uno de los primeros personajes transexuales de la ficción, que interpreta Ana Polvorosa) están inmersas en la vorágine político y social de la II República y ellas continúan reivindicando la figura de la mujer más allá de las cuatro esquinitas que tiene el hogar. Vamos, que reniegan, cada una a su manera, a ser solo amas de casa. Reclaman la independencia económica y personal mientras siguen lidiando con los malos tratos, la posibilidad de divorciarse y que los hombres no les miren mal cuando aspiran o están en las esferas del poder. Todas las tramas están aderezadas con el trazo grueso del folletín, aunque Fernández cree que,si la serie funciona entre la gente joven es «porque, aunque se ha evolucionado, los problemas que viven son atemporales. Es una historia de mujeres y de sentimientos».
Su personaje, Carlota, presenta su candidatura para ser alcaldesa de Madrid –algunos de los periodistas que ya han visto algún capítulo le sacan algún parecido con Manuela Carmena por el peinado–, pero es una posibilidad que se puede quedar en el tintero. Primero, porque está dispuesta a sacrificarse para salvaguardar su historia con Sergio de las maledicencias y, después, por un acontecimiento trágico que hace que termine en la cárcel. «En los primeros capítulos de la serie parecía Marilyn Monroe. Podía haber elegido una vida muy fácil, ya que era de familia bien, tenía una gran casa y la sustanciosa herencia que recibió de su padre. Sin embargo, es una inconformista y, además, muy impulsiva: se mete en muchos líos porque todo lo quiere conseguir rápidamente», explica Fernández.
Momentos dolorosos
Mientras, Ángeles, que ha superado aparentemente el maltrato que sufrió por parte de su esposo deambula en busca de su identidad, «aunque ya ha tomado su propio camino, busca su libertad y en ocasiones se pierde», dice Civantos. La que también está viviendo un momento personal doloroso es Marga (Nadia de Santiago), quizá el personaje más convencional, que afronta su divorcio con Pablo, a pesar de que su corazón dicta lo contrario. El personaje que más ha evolucionado es Sara/Sergio porque rompe con una identidad en la que no se reconoce. «La dureza con la que se expresaba en el pasado venía de su malestar psicológico. Las personas de su entorno, y con razón, pensaban. «Algo le pasa, no está bien. He afrontado su transformación con mucho respeto y delicadeza», apunta Polvorosa. ¿Y los chicos de la serie, interpretados por Yon González y Martín Rivas, entre otros? Bien, gracias. Ahí andan, quizá con los personajes más desdibujados, a merced de lo que les sucede a las mujeres que acompañan, los amores de su vida, aunque como en toda serie con hechuras de telenovela sofisticada, se sucedan los conflictos.
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