Quién es quién en la segunda temporada de "30 monedas"

Este lunes 23 de octubre llega a nuestras pantallas de streaming la segunda (y muy esperada) temporada de la serie creada y parida por Álex de la Iglesia para HBO Max, "30 monedas". En ella retomamos la historia del pueblo de Pedraza, completamente devastado por fuerzas demoniacas, con sus habitantes muertos o locos, Merche en coma, el padre Vergara muerto y las monedas de plata de Judas dispersas de nuevo por el mundo. En esta nueva entrega del mago español del terror repiten muchos actores de la primera temporada como Miguel Ángel Silvestre, Megan Montaner, Pepón Nieto, Cósimo Fusco, Eduard Fernández, Macarena Gómez, Nuria González, Manolo Solo y Carlos Bardem, entre otros y se incorporan fichajes como Najwa Nimri y Paul Giamatti.

Pero, ¿qué roles adopta cada cuál? ¿cuáles son sus nuevos destinos y andanzas? Ofrecemos una guía de personajes para no perderse nada de la segunda temporada de "30 monedas".

Padre Vergara (Eduard Fernández)

Es sin duda el personaje más sufrido de la serie. Interpretado por un casi irreconocible Eduard Fernández, ya las pasó canutas en la primera temporada y (SPOILER) incluso acabó con su propia vida para salvar al mundo al final. Pero lejos de descansar, ahora, en su nueva casa que es el infierno, deberá deambular por sus salas evitando los peligros mientras inventa alguna manera nueva de salvar al mundo y a Merche. Sin embargo nuevas circunstancias harán que se plantee aquello de "El enemigo de mi enemigo es mi amigo".

Elena (Megan Montaner)

La pobre Elena no levanta cabeza. Tras ver cómo se extendía la muerte a su alrededor, el final de la primera temporada (SPOILER) la dejaba en coma tras la intervención de "la vieja". En esta segunda, la veremos mucho en cama cuidada por Paco y también encerrada en el Infierno (será por mala). Como siempre será la clave para salvar el tipo, pero en esta ocasión lo que le hace el padre Vergara clama al cielo.

Paco (Miguel Ángel Silvestre)

Este sí que no para. Paco el alcalde sirve para todo. Lo mismo ensueña que se lía a mamporros que tira los trastos sin cesar. Le dejamos encargado de la seguridad de Elena y la verdad es que lo pasa mal desconfiando de todo el mundo y repartiendo estopa por el hospital, cerca ya de la bipolaridad. Además tiene la tara añadida de que su todavía mujer, Merche, es un peligro público y no descansará hasta devolverlo a su lado.

Salcedo (Nuria González)

Quisiera haber muerto en la primera temporada (Spoiler) pero no lo consiguió así que seguirá deambulando por el mundo (incluido Londres) para encontrarle sentodo a todo lo que está pasando. Además tendrá la carga extra de estar siendo perseguida por las fuerzas del orden español. No está tan loca como todos los demás, pero se le acerca bastante.

Merche (Macarena Gómez)

Merche, Merche, Merche... Si es que das mucho miedo y el intento de protagonismo que se te dio en la primera temporada, aquella en la que te volvías tarumba, tiene su extensión en la segunda. Su límite el mismísimo cielo o más allá. Hará todo lo posible para conseguir sus intereses y además se quedó con una moneda, con lo cual a su poder hay que unirle la mala leche y su sísifo intento de traer una y otra vez a su marido Paco de vuelta a su lado.

Antonio (Javier Bódalo)

Es el único que se las sabe todas. Es cierto que las iluminaciones le llegan tarde y sin saber cómo, pero acabas cogiéndole cariño al tipo que le encanta saltar de campanarios. En esta segunda temporada será el cerebro de todo y el punto de referencia de nuestros héroes, aunque sigue teniendo la peligrosa tendencia de subirse a sitios cada vez más altos (dice que las voces le llegan mejor).

Haruka (Najwa Nimri)

Sin duda el personaje más desquiciado de esta segunda temporada. Campa a sus anchas con rastas por todos los escenarios y (spoiler) bate el récord de manchar de sangre en el metraje más rápido que nadie. Desequilibrada y paranoica solo le hace falta un empujoncito para meter hasta las caderas en el fango.

Crtistian Barrow (Paul Giamatti)

El actor ya tiene cara de megalómano loco, así que la mitad del trabajo lo tiene hecho. Le añadimos delirios de grandeza, odio por los pajarillos y una chulería innata y ya tenemos al mal más malo, pero inteligente y con recursos, al más puro estilo James Bond.