Estreno
Dos cacicas rivales incendian la España rural en "La sombra de la tierra"
El drama de Elvira Mínguez pone el foco en el odio extremo y sus consecuencias
En "La sombra de la tierra", el odio no se siembra: crece solo, como las malas hierbas. La nueva serie de atresplayer, basada en la novela homónima de Elvira Mínguez, llega este domingo 24 de noviembre para dar a los amantes del drama rural una historia áspera, con personajes complejos y un retrato sin concesiones de la España de 1896. Con solo cuatro episodios, esta serie apunta a convertirse en referente de la ficción nacional por su factura visual, la dureza de su trama y las impecables interpretaciones de su elenco.
El enfrentamiento entre Garibalda (Adelfa Calvo) y Atilana (María Morales), dos mujeres que no se soportan desde la niñez, vertebra un relato donde el pasado, la pobreza y el abuso se enredan para asfixiar tanto a sus familias como a todo un pueblo. Garibalda, viuda y enferma, impone su ley con mano de hierro desde la posición de poder que heredó de su marido. Adelfa Calvo encuentra en este personaje la oportunidad de brillar con una actuación intimidante y llena de matices; su Garibalda es feroz, pero también desgarradora. Por otro lado, Atilana es una mujer que ha perdido todo por los malos negocios de su marido, y que canaliza su resentimiento hacia los demás, incluida su propia familia. María Morales logra transmitir una dureza que casi se puede tocar, pero deja entrever una humanidad rota que conmueve.
La rivalidad entre ambas mujeres no es solo personal; también es el motor de un microcosmos rural donde cada habitante del pueblo tiene su papel en este conflicto. Los hijos de ambas son los principales damnificados. Baldo (Marcos Ruiz), hijo de Atilana, es un joven atrapado entre el amor y el miedo hacia su madre. Ruiz aporta al personaje una vulnerabilidad que lo hace profundamente humano. Por otro lado, Tránsito (Camila Viyuela), la hija de Garibalda, encarna la lealtad forzada, actuando como una extensión de su madre pero sin perder su propia lucha interior.
El contexto histórico es otro personaje de peso. La ambientación, cuidada al detalle, nos transporta al pueblo zamorano de Villaveza del Agua, donde la miseria y la lucha por la supervivencia marcan el ritmo de la vida. Cada plano, como bien ha señalado la directora de Ficción de Atresmedia, Montse García, es “prácticamente un cuadro”. La paleta de colores oscuros, los escenarios desolados y la música que acompaña cada escena refuerzan la atmósfera opresiva y el tono dramático de la serie.
Detrás de las cámaras, Elvira Mínguez demuestra que, además de ser una actriz consagrada, tiene una visión poderosa como directora. Al adaptar su propia novela, Mínguez logra que cada diálogo tenga el peso de un duelo verbal y que cada personaje sea un retrato de la complejidad humana. Su apuesta por una dirección “de cine” no pasa desapercibida, y el resultado es un producto que rebosa autenticidad y sensibilidad.
El reparto se completa con nombres como Carmelo Gómez, que interpreta a Fernando Vacas, un hombre marcado por su generosidad y lealtad, y Ginés García Millán, que encarna a Ladislao, un personaje con tintes de héroe trágico. Todos ellos, junto a actores más jóvenes como Amaia Sagasti o George Steane, elevan la serie con excelentes interpretaciones.
"La sombra de la tierra" no es solo un drama rural; es un espejo oscuro que nos obliga a mirar de frente los efectos devastadores del odio y el abuso. Es áspera, sí, pero en esa aspereza reside su fuerza. atresplayer nos trae un relato que se siente necesario, uno que mezcla lo mejor de la literatura clásica con una factura visual contemporánea. Una serie que no solo se ve, sino que se siente.
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