Entrevista
Adriana Torrebejano: «Muchas veces nos refugiamos para no enfrentar nuestros miedos»
La catalana, protagonista de «¿A qué estás esperando?», destaca en una historia que retrata sin concesiones el deseo y las dudas de la vida cotidiana
Atresmedia se ha empeñado en que la temperatura de este otoño marque máximos históricos con el lanzamiento de “¿A qué estás esperando?”, la nueva producción original de atresplayer que, con solo dos capítulos (hoy se estrena el tercero), está revolucionando el mercado de las series nacionales y se perfila también como un éxito más allá de nuestras fronteras. Y es que, aunque el sexo es uno de esos ganchos que siempre funcionan (y la serie tiene mucho), el verdadero atractivo de esta propuesta es la naturalidad con la que se tratan este y los demás elementos de una trama fresca, dinámica, actual y muy divertida en la que Adriana Torrebejano brilla con una fuerza descomunal. Hablamos con ella.
Adriana, esto no ha hecho más que empezar y todo el mundo está hablando de la serie.
¡Ya ves! No se puede negar que es muy potente y empieza con fuerza. Y te aseguro que solo es una pequeña muestra de todo lo que viene, porque hay mucho más. Lo bueno que tiene es que te atrapa sin necesitar forzar giros demasiado evidentes. La historia tiene un desarrollo natural, que te va envolviendo con los personajes y con las situaciones en las que se encuentran. Desde el primer capítulo tienes claro que esto va a ser una especie de montaña rusa emocional. Es una serie que ofrece una mirada sincera, con una mezcla de humor, drama y mucha humanidad.
Luego profundizamos en ese aspecto, porque el mayor impacto es el sexo. Esa primera secuencia es un aviso a navegantes.
Es verdad, el erotismo está siempre presente, a veces de forma explícita, pero creo que se ha hecho de una forma muy natural. Es como una fotografía de la vida de cualquier chica de 30 años en la actualidad, con todas las situaciones y problemas con los que tiene que lidiar día a día. Desde gestionar el estrés hasta vivir sus relaciones, pasando por cómo aborda su propia vida íntima y el sexo. La serie es moderna, y refleja un estilo de vida que mucha gente va a reconocer. No se trata de idealizar a los personajes, sino de mostrarlos como personas reales, que se equivocan, que se enredan en sus problemas y que, al final, buscan formas de salir adelante.
¿Son necesarias las coordinadoras de intimidad?
¡Indispensables! Creo que sin ellas no habría sido posible grabar la serie. Somos artistas y profesionales, pero en este tipo de escenas no dejas de sentirte expuesta. Pero luego, hablas con las coordinadoras, que no solo saben de arte dramático, sino de psicología y ha desarrollado una técnica para que, con unos ejercicios, algunos trucos, y una especie de coaching, consigamos sentirnos cómodos, permitiendo que el personaje siempre esté presente. Son maravillosas.
La serie también muestra las vulnerabilidades de los personajes y cómo buscan válvulas de escape.
Totalmente, es que son muy normales y, por tanto vulnerables, y creo que, como muchos, intentan ocultarlo. A veces recurren al sexo o a otras formas de distracción para no enfrentar esas partes más sensibles de sí mismos. Es una manera de protegerse, de ponerse una coraza para no mostrar lo que realmente sienten. Esto es muy real, porque muchas veces, en la vida, también nos refugiamos en algo para no enfrentar nuestras propias debilidades o miedos.
¿Cuáles son sus válvulas de escape?
El trabajo. Me encanta el hecho de poder ser diferentes personas a través de mis personajes. Creo que uno de los regalos de esta profesión es que puedes explorar vidas y emociones que quizás en tu vida normal no experimentarías. Me gusta que el trabajo me permite conocer otros mundos y profundizar en otras realidades, y cuando un personaje tiene una historia de fondo, como es el caso aquí, sientes que cada interpretación tiene un peso especial. Es un refugio y una forma de escapar de la rutina.
¿Qué aprendió Adriana de Sonia?
Sonia me ha dado mucha seguridad como mujer. Es curioso porque uno podría pensar que es solo un personaje, pero interpretar a alguien tan determinado y que enfrenta sus propios miedos me ha ayudado a ganar confianza en mí misma. También me enseñó algo muy importante: a veces no puedes hacerlo todo. Queremos abarcarlo todo, llegar a todas partes, y eso es imposible. Ella me ha mostrado que también está bien reconocer tus propios límites y saber cuándo detenerte.