Estreno
El erotismo de «¿A qué estás esperando» le sube los colores a este otoño
atresplayer estrena esta noche una nueva producción original basada en las exitosas novelas de Megan Maxwell
Lo nuevo de atresplayer deja poco a la imaginación, al menos visualmente hablando, porque bastan los primeros tres segundos de su nueva serie para darte cuenta de que «¿A qué estás esperando?» no se guarda nada. Pareciera como si quisieran quemar las naves (y lo cierto es que aquello arde) desde la primera secuencia. Pero es que hay más, mucho más. De hecho, tan candente inicio es solo la punta de un iceberg que, es cierto, te pone el caramelito del sexo por delante, para después engancharte con una trama inteligente, divertida y muy profunda. Mucho más de lo que parece.
Basada en las exitosas novelas de Megan Maxwell, esta comedia erótico-romántica sigue a dos parejas muy distintas que se mueven entre encuentros y desencuentros, todo mientras intentan entender qué quieren del amor y cómo romper con patrones sexoafectivos tradicionales. Rubén Cortada y Adriana Torrebejano dan vida a Can y Sonia, una pareja que se conocen en circunstancias tan peculiares como familiares: él, un piloto aéreo heredero de una fortuna, es presionado por sus padres para encontrar una esposa; ella, una madre soltera independiente, que disfruta del sexo sin compromiso y que asiste a una cena organizada por su familia, conservadora y tradicional, con la que lleva una tensa relación. Allí se encuentran ambos por casualidad y entre ellos surge una conexión inmediata, aunque ninguno está dispuesto a ceder terreno emocional.
Por otro lado, Daryl (Francisco Ortiz) y Carol (Eva Ugarte) viven una relación que va de la mano con sus inseguridades y pasados complicados. Daryl, mejor amigo de Can, es un piloto acostumbrado a una vida sin ataduras, hasta que conoce a Carol, una azafata fuerte y resuelta. Su relación comienza con grandes expectativas, pero pronto las diferencias y los miedos afloran. Como explica Eva Ugarte: «Carol es como una muñeca rusa, tiene muchas capas. Al principio parece que no la entiendes, pero a medida que avanzan los capítulos, se revela su verdadero yo y sus inseguridades». Esta complejidad emocional le otorga a la serie una profundidad inesperada, haciendo que las relaciones no solo giren en torno al sexo, sino a las circunstancias particulares de cada personaje que, al mismo tiempo, resultan cotidianos.
La serie, aunque claramente erótica, no se limita a lo superficial. El trabajo de los coordinadores de intimidad es fundamental para garantizar que las escenas más explícitas se mantengan dentro de un marco seguro para los actores. Eva Ugarte lo cuenta con sinceridad: «Esta serie habría sido imposible de rodar sin los coordinadores de intimidad porque hay mucho sexo y ellas consiguen que estemos cómodas, empleamos técnicas, hacemos coreografías, tenemos trucos...». Las escenas íntimas están tratadas de manera cuidadosa, evitando la incomodidad tanto para los actores como para el espectador, y es aquí donde la serie destaca, logrando un balance perfecto entre erotismo y narrativa.
El ambiente en el set también jugó un papel clave en el resultado final, y eso se nota en pantalla. Francisco Ortiz revela: «Estamos muy contentos con el resultado. El trabajo de David Martín y Salvador García fue maravilloso. El buen ambiente de trabajo se materializó en la serie, y eso suele traer buenos resultados». Y es que, si algo tiene esta producción es química entre sus protagonistas, y eso lo percibimos desde el primer capítulo. La conexión entre los personajes de Rubén Cortada y Adriana Torrebejano se traduce en momentos llenos de tensión sexual y complicidad, mientras que la relación de Daryl y Carol toca la fibra más sensible del espectador.
La estética de «¿A qué estás esperando?» es otro de sus puntos fuertes. Rodada en localizaciones de Canarias y Madrid, la serie apuesta por escenarios visualmente atractivos que complementan perfectamente la trama. Desde lujosos clubes liberales hasta acogedoras casas familiares, cada ambiente está diseñado para resaltar las diferencias y similitudes entre los personajes. Y, entre todo esto, espontáneamente surgen innumerables situaciones graciosas, un humor natural y sencillo, que equilibra lo sensual con lo emocional y convierte la serie en algo diferente, atractiva y refrescante. Argumentos suficientes para esperar pacientemente a que cada domingo se estrene un nuevo episodio en atresplayer, hasta completar los ocho, antes de que llegue al prime time de Antena 3, donde seguramente causará sensación. Al tiempo.
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